Pasa el tiempo, y sin embargo el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, todavía debe seguir luchando frente a los burdos intentos que, desde los tribunales de Comodoro Py, apuntan a quitarle la causa por la que está detenido el espía y falso abogado Marclo D’Alessio, para favorecer al procesado fiscal Carlos Stornelli.
Por eso mismo, inició una serie de resoluciones en las que virtualmente acusa a magistrados de Comodoro Py de querer desguazar el expediente que él tramita en Dolores.
Además de considerar que la causa la debe seguir manejando él por una cuestión de jurisdicción, ya que los hechos que se investigan se cometieron en la ciudad balnearia de Pinamar, Ramos Padilla rechazó entonces el envío de partes de la causa a Comodoro Py porque considera que todas las maniobras deben ser investigadas como un todo, como operaciones de una misma asociación ilícita dedicada al espionaje ilegal, extorsiones y armado de causas falsas, con vínculos con la política y el Estado, en especial la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Según precisa hoy Raúl Kollmann en Página/12, el juez de Dolores, al responder a los planteos de los tres magistrados, no hace más que aclararles que la causa en cuestión le corresponde a su juzgado, y que por lo tanto no permitirá el desguace de la misma.
Pero, además, Ramos Padilla hace notar el papel de Stornelli en las tres causas: “En uno de esos casos, el fiscal aparece como parte querellante, en otro como pretenso querellante y en el restante directamente es el fiscal de la causa”, por lo que los tres planteos son inauditos.
En el primer caso, una semana después de desatado el escándalo por la extorsión de D’Alessio al empresario Pedro Etchebest, Stornelli se presentó a la justicia de Comodoro Py con una denuncia contra el falso abogado por defraudación. Quiso instalar que D’Alessio lo invocaba de manera fraudulenta, o sea que él era una víctima del falso letrado. Fue el camino que encontró Stornelli para llevarse la causa al edificio de Retiro, donde juega de local. El juez sorteado, Julián Ercolini, aceptó este criterio y permitió que Stornelli fuera denunciante y querellante en esa causa.
La respuesta de Ramos Padilla es durísima: “es necesario mantener siempre presente la inversión de los roles procesales: mientras en este juzgado se investigaba el rol de la AFI en los hechos, y se lo tiene a Stornelli como imputado, Ercolini ha avalado que estos mismos actores se constituyeran como querellantes”.
En el segundo caso, el juez de Comodoro Py Sebastián Casanello le reclama a su par de Dolores que deje de instruir el caso de la extorsión de D’Alessio a Pablo Erasmo Barreiro, un ex secretario de Cristina Fernández de Kirchner. El padre de Pablo, Ricardo Barreiro, estaba detenido en la causa de las fotocopias de los Cuadernos y eso fue aprovechado por la banda de D’Alessio para “poner en pánico” al hijo haciéndole saber que también a él estaban por detenerlo.
Por supuesto, invocaron la relación con Stornelli y que ellos podrían arreglar todo. Nuevamente el fiscal se ubicó como víctima, pese a que Pablo Barreiro declaró que cuando se presentó a declarar ante el propio Stornelli le advirtió que le estaban pidiendo dinero en su nombre. La declaración de Barreiro nunca apareció en la causa.
Nuevamente, el juez de Dolores insistió con que no corresponde desguazar el expediente porque se trata de una única asociación ilícita que él viene investigando desde hace más de un año y en la que hay detenidos, procesados y una cantidad enorme de pruebas recolectadas.
El tercero, por último, es el caso que con más claridad exhibe el contubernio político-mediático-judicial. En su resolución, Ramos Padilla adelanta que habrá un texto más largo y específico dedicado al planteo que le hizo el fallecido Claudio Bonadio y que heredó el juez Marcelo Martínez de Giorgi, hoy a cargo del juzgado de Bonadío. Uno de los ingredientes de la movida es que en esa causa el fiscal es nada más y nada menos que el propio Stornelli. De manera que Bonadío le estaba exigiendo a Ramos Padilla que diera un paso al costado para que todo quede en manos de él (Bonadio) y de Stornelli.
A manera de síntesis, ‘Tuny’ Kollman destaca que “en el año transcurrido desde el estallido del caso, se han hecho todas las maniobras imaginables. Hubo un intento de desplazar a Ramos Padilla mediante un juicio político, recusaciones de variado tenor, pedidos de inhibición, la difusión de escuchas ilegales a los detenidos de Ezeiza para instalar que el expediente fue un armado de los presos, anónimos, sobres que llegaron a fiscalías, aprietes y hasta el pedido a una víctima, el ex esposo de la actual pareja de Stornelli, Jorge Castañón, para que no vaya a declarar porque Mauricio Macri había prometido echar a Ramos Padilla en una semana.