Como una manera de empezar a hacerle frente a la obligada parálisis de uno de los motores de la economía como lo es la obra pública, el gobierno de Alberto Fernández está decidido a apostar por un relanzamiento de ese sector, en el que se desempeñan unos 350 mil obreros, de los cuales no menos de 200 mil trabajan en emprendimientos privados.
De esta manera, los doce hospitales modulares (nueve en el conurbano, tres en el interior del país) que se están construyendo a toda velocidad -y que el Gobierno espera tener listos en dos semanas- son sólo la punta de un iceberg que incluye además la continuidad paulatina de distintas obras paralizadas en rutas nacionales y 400 emprendimientos a pequeña escala (cloacas, desagües, cordón cuneta, arreglos en calles) en municipios del país, todas a cargo del Ministerio de Obras Públicas que encabeza Gabriel Katopodis , con un presupuesto que superará, en total, los $ 25.000 millones.
“La obra pública reacciona rápidamente cuando hay inversión, para la actividad económica y la generación de empleo”, afirmó Katopodis, y destacó que el plan de obras garantizará “el cuidado de los trabajadores” con medidas de distanciamiento social y salubridad para evitar contagios.
Así, la obra pública aparece como un virtual salvavidas para un sector tan golpeado por la crisis generada por la cuarentena a raíz del avance del coronavirus. La actividad -que se lleva a cabo mayormente al aire libre, con escasa probabilidad de aglomeraciones- fue incluso parte de los sectores que el comité de científicos e infectólogos recomendó flexibilizar al presidente, en los días previos al decreto que extendió la cuarentena hasta la medianoche del domingo 26.
En lo inmediato, Fernández apuesta a finalizar las 50 obras sanitarias más urgentes: no solo los hospitales modulares, sino además, las mejoras a contrarreloj que se están haciendo en espacios de aislamiento cedidos por clubes o escuelas.
En acuerdo con la Cámara de la Construcción y el gremialismo nucleado en la Uocra, Katopodis apuesta a reactivar trabajos en rutas paralizadas “por falta de stock, problemas de traslado o deudas que acumularon las empresas en el gobierno anterior”, según afirmaron cerca del ministro, que recorrerá esta semana en tramos de las rutas 6, 7 y 8, ejes de la continuidad de los trabajos, por un monto de -al menos- $10.000 millones.
Las grandes obras en rutas se complementan con el plan para los municipios, denominado “Argentina Hace”, que incluye -aclaran en el Gobierno- a distritos gobernados por oficialistas y opositores en proporciones parecidas. Se centran, sobre todo, en el conurbano bonaerense, el escenario que concentra los mayores temores en la Casa Rosada (con epicentro en la primera y la tercera sección electoral).
Mientras critican el “legado” del gobierno macrista -aseguran que seis de cada diez obras estaban paradas al terminar Mauricio Macri su mandato y dicen que quedó una deuda acumulada por un total de $34.700 millones-, en la Casa Rosada apuestan a la inyección de actividad que la obra pública podría insuflar en una economía devastada por la cuarentena y sus consecuencias.
Por otra parte, la UOCRA y la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) acaban de consensuar un protocolo de seguridad para aplicar en las obras y evitar los contagios por coronavirus.
En realidad, el protocolo fue pensado como el puntapié para que se puedan retomar las obras privadas en todo país, hoy paralizadas debido a la cuarentena. Pero, claro, detrás de la redacción del protocolo está la necesidad, tanto de los empresarios como del gremio, para que se puedan retomar las obra privadas lo antes posible.
Buscan que armen listado de obras del sector privado que podrían reactivarse de inmediato. Los gobernadores de cada provincia quedarán después a cargo de tramitar ante Nación que se exceptúe de la cuarentena a esas obras.
“Tienen que ser obras en las que se pueda trabajar bajo condiciones de seguridad y sin que haya riesgos de contagio”, explicaron.
Se piensa en obras privadas, que demanden gran cantidad de albañiles y que sean espaciosas para que los obreros no deban trabajar amontonados. Así, la construcción de viviendas unifamiliares, por ejemplo, no se podrían retomar por el momento.
El documento incluye “medidas prácticas de protección y de prevención emanadas de recomendaciones de la OMS, Ministerio de Salud, y restantes actores, aplicable a todas las empresas constructoras, trabajadores, técnicos y profesionales que desarrollan sus saberes en los diferentes tipos de obras de la industria de la construcción”.
Por ejemplo, en ese protocolo se establecen una serie de medidas que los empleadores deberán tomar:
– Realizar un estricto control de las personas que ingresen a la obra.
– Al horario de inicio de turno establecido, en el ingreso principal de obra, se interrogara al trabajador/a sobre la existencia de alguno de los síntomas (tos, decaimiento y dificultad respiratoria) y se procederá a la toma de la temperatura corporal; afectando personal idóneo a tal efecto. Con síntomas no podrán ingresar.
– El equipo encargado de la tarea de control de ingreso debe estar equipado con un traje tipo Tyvek, máscara facial, barbijo y guantes de látex.
– Las salidas para la compra de insumos y/o alimentos, deberá ser coordinada entre la empresa y el delegado.
1 comentario
Genial pero pongan en los pliegos que no pueden participar la empresas contratistas que hallan hechado gente o sea Techint, en medio de una pandemia , que realmente sea un requiso excluyente , no debe poder participar en ninguna obra pública jamás