El protagonismo absoluto del Gobierno nacional por la crisis sanitaria y la cuarentena en todo el país para frenar el avance del coronavirus, profundiza día tras día la feroz interna que atraviesa Juntos por el Cambio desde la derrota de Mauricio Macri en las elecciones de octubre del año pasado, cuando pasó a ser oposición.
De esas discusiones, surgen claramente dos actitudes: una, moderada, de acompañamiento a las medidas del Ejecutivo y cautela a la hora de fijar posiciones públicas; y otra, ultracrítica y radicalizada, de quienes sostienen que el votante del “cambio” no está siendo representado.
“Los ‘reaccionarios’ cuestionan a los ‘ingenuos’ y los ‘ingenuos’, a los ‘reaccionarios’. Así son nuestros halcones y palomas”, graficó un diputado que dice mantenerse al margen de esa grieta.
Desde esa óptica, Horacio Rodríguez Larreta vendría a ser la contracara de Patricia Bullrich: por su rol de jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, desde un primer momento se puso a la par de Alberto Fernández y es el principal articulador de la Capital, la Provincia de Buenos Aires —que gobierna Axel Kicillof— y la Nación, para atenuar la pandemia y sus múltiples consecuencias.
Mientras tanto, en el Congreso, Mario Negri (UCR) y Cristian Ritondo (UCR) se pusieron a disposición de la Casa Rosada. El cordobés llegó a decir: “Presidente, usted es el comandante en esta pelea contra el coronavirus”.
Y del otro lado, además de Bullrich, se ubican los ultramacristas Waldo Wolff y Fernando Iglesias, quienes sostienen que “el Gobierno está tomando medidas ilegales y anticonstitucionales”.
Para disimular en parte el resquebrajamiento de la ahora coalición opositora, el ala dura de Juntos por el Cambio decidió por ahora dejar de lado la beligerancia, buscando un canal institucional de dialogo con el Gobierno para evitar que sus diferencias internas se profundicen.
El titular de la UCR, Alfredo Cornejo, fue el artífice del cambio de estrategia. El mendocino decidió que la mejor manera de contener a Patricia Bullrich, una de las más beligerantes dentro del ala dura, era que el dialogo vuelva a los canales institucionales y por eso motorizó el pedido de audiencia.
La tensión que se vive dentro de Juntos por el Cambio trasciende a la titular del PRO, Patricia Bullrich, y llega hasta Mauricio Macri. El propio gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, lo dejó en claro cuando fue consultado acerca del cacerolazo y la postura del ex presidente sobre el aislamiento. “No está bien que hagamos esto contra el presidente, él es el comandante y está manejándolo bien”, sentenció y reconoció: “Tenemos diferencias con Macri”.
El hecho es que en los últimos tiempos se vienen dando discusiones internas, desde el tono del respaldo al Gobierno hasta las distintas posturas sobre aprovechar los cacerolazos en algunos puntos de la Ciudad para sacar rédito político. El debate en llamados cruzados y conversaciones por videoconferencia abarcó diferencias sobre la cuarentena: algunos referentes empezaron a empujar un pronunciamiento para tomar distancia y promover una apertura parcial.
Las palabras de Alberto Fernández contra los empresarios por los despidos en medio de la crisis sanitaria y económica sacudieron al espacio opositor, y mientras sonaron cacerolazos en la Ciudad, desde el Congreso impulsaron el recorte de los salarios de los funcionarios, lo que abrió otra disputa entre los más “dialoguistas” que ratificaron su apoyo al presidente en el manejo de la crisis, y los que levantaron el tono de las críticas.
Otra vez la línea divisoria quedó a grandes rasgos marcada entre los que gestionan (como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales) y los dirigentes sin cargo, aunque Elisa Carrió sorprendió al ubicarse en este caso del lado de los moderados.
“Como oposición nos hemos portado muy bien y el Gobierno se siente cómodo con este escenario, pero el timing ya se está pasando. Muchos necesitan salir a laburar y la situación va a ir evolucionando hacia protestas, como estamos viendo”, salió el planteo del sector que impulsa posiciones más duras.
“Hay algunos que necesitan la grieta, se sienten más fuertes con la polarización. Hay que marcar límites, pero no lucrar políticamente en un momento así”, fue la réplica. El debate quedó cruzado por la suba de la consideración del presidente en las encuestas. “Las medidas económicas son principalmente para sus votantes y los nuestros lo apoyan por la crisis sanitaria”, evaluó un integrante de la mesa nacional.