Desde hace varios días, los operadores periodísticos del macrismo residual venían insistiendo con las sospechas y los interrogantes que les provocaba el silencio de Cristina Kirchner, en medio de la cuarentena por el coronavirus. Así, desde Alfredo Leuco y Luis Majul, pasando por Jonatan Viale o Marcelo Longobardi, se rasgaban las vestiduras y, llamativamente, reclamaban la presencia o la palabra de la vicepresidenta, cuando durante tanto tiempo exigían, además de la cárcel, su desaparición de la escena política.
Sin embargo, en las últimas horas CFK fue protagonista de una movida, y su aparición en la Quinta de Olivos, fue la respuesta más contundente, con su presencia, para esos comunicadores.
El hecho es que ayer compartió una misma mesa no sólo con Alberto Fernández, sino también con el jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, gobernadores de la oposición y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. En otras palabras, se trató de una foto que casi nadie hubiera imaginado un año atrás y que fue posible por la insostenible deuda argentina en el marco de una pandemia.
Pero también podría decirse que esa imagen también fue posible gracias al mensaje antigrieta que el presidente intentó bajar con los mandatarios opositores desde que se desató la crisis del coronavirus.
Fernández se ocupó, al cierre de la exposición que encabezó el ministro de Economía, Martín Guzmán, de agradecer personalmente a los mandatarios de Juntos por el Cambio: Rodríguez Larreta (CABA), Rodolfo Suárez (Mendoza), Gustavo Valdéz (Corrientes) y Gerardo Morales (Jujuy), que llevaron a Olivos la cuota de institucionalidad de la oposición.
“Nos reíamos con Cristina que nuestro discurso del primero de marzo quedó lejísimo, no quedó nada de ese país”, dijo Fernández durante el encuentro, en referencia a su compañera de fórmula, quien se sentó a su derecha.
Se trató de la primera visita oficial de la vicepresidenta a Olivos desde que regresó de Cuba el pasado 22 de marzo, y luego tuvo que cumplir dos semanas de cuarentena. Tras ese aislamiento, estuvo en la quinta presidencial pero como siempre la ex mandataria mantiene un estricto bajo perfil, aunque ella y Alberto se comunican casi a diario.
“Tengo una flexibilidad que a Cristina le cuesta, pero en los contenidos pensamos parecido”, dijo Alberto en la entrevista que el domingo pasado publicó Perfil.
En realidad, Cristina había vuelto a la escena esta misma semana con el “proyecto a la riqueza”, que grava a las fortunas de más de tres millones de dólares. Y además, anteayer pidió a la Corte Suprema que se expida de forma urgente para que las sesiones del Senado que se realicen por medio de teleconferencia sean validadas.
Y esta última movida le significó un fuerte repudio de legisladores y referentes de Juntos por el Cambio, que manifestaron “gran preocupación” por el pedido de la ex presidenta al máximo tribunal y ven que sectores que le responden a ella intentan avanzar sobre otros terrenos.
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