Horacio Rodríguez Larreta y los principales intendentes del PRO en la Provincia quedaron bajo el fuego de los anticuarentena, que no les perdonan lo que ellos consideran como gestos de “tibieza” al no confrontar con el gobierno nacional, ante el temor de quedar pegados al oficialismo.
Como no podría ser de otra manera, es la titular del PRO, Patricia Bullrich, quien levanta la bandera de romper lanzas con Alberto Fernández, y aunque lo desmienta, sería ella misma -junto a ex funcionarios y dirigentes macristas-, una de las principales impulsoras de las patéticas marchas que buscan terminar con la cuarentena obligatoria que lejos estuvieron de ser numerosas, pero que sin embargo recibieron la buscada cobertura por parte de los medios.
La posición frente al aislamiento dispuesto por el gobierno del Frente de Todos, no hizo más que exponer los extremos del PRO. Y fue así que Bullrich, Miguel Ángel Pichetto y hasta Mauricio Macri exaltaron los peligros de la cuarentena, y la emparentaron al comunismo y el populismo en pleno crecimiento en el número de casos.
El ala política del PRO sale a aclarar que, más que encabezar, la ex ministra de Seguriad y otros dirigentes “dejaron hacer” para no quedar pegados con ese tipo de vergonzosas movilizaciones. “Los que convocaron a la marcha son gente cercana al ala más dura, no se cortaron solos”, reconocen.
Quienes están cerca del jefe de Gobierno porteño dicen que Rodríguez Larreta por momentos siente que está ocupando un rol incómodo, teniendo en cuenta que en líneas generales está de acuerdo con la política que lleva adelante Alberto para hacer frente a la pandemia, pero al mismo tiempo no deja de recibir presiones por parte de Bullrich y otros representantes del “ala dura” del macrismo, para que vaya abandonando de una vez por todas su postura conciliadora y dialoguista.
Es que Larreta, junto al ex titular de Diputados, Emilio Monzó, el ex ministro de Interior, Rogelio Frigerio y los intendentes del conurbano de Juntos por el Cambio, decidieron no sólo adoptar el aislamiento obligatorio, sino que mantienen un vínculo estrecho con el gobierno nacional. Alberto Fernández se mostró junto a Larreta en los anuncios sobre la cuarentena, y ya recibió no menos de tres veces a los jefes comunales Jorge Macri (Vicente López) y Néstor Grindetti (Lanús).
“No hay que caranchear en medio de la pandemia”, dijo Frigerio en un zoom con 1000 personas que compartió con Emilio Monzó y otros dirigentes de Cambiemos. “Tenemos que ser prudentes, mesurados y predispuestos a la colaboración con los gobiernos de turno”, señaló por su parte el ex titular de la Cámara baja.a
Mientras tanto, en el entorno del jefe de Gobierno porteño aseguran que “él jamás se va a levantar de una mesa y hacer un escándalo”. Con ironía, apuntan a los recientes dichos de Bullrich, quien afirmó que ella misma hubiera abandonado la conferencia de prensa conjunta del sábado 23 de mayo, en la que Fernández y Kicillof criticaron a Vidal y su política de salud mientras, Larreta hacía silencio.
Pero en el marco de las presiones propias que recibe por ese comportamiento, esa decisión de no confrontar directamente tuvo su consecuencia directa: no solo en la crítica de sus compañeros de partido, sino también en muchos votantes que se quejaron y le pidieron “salir a responder” las acusaciones y no quedar “pegado” al kirchnerismo.
Sin embargo, el jefe de Gobierno y sus colaboradores más cercanos son conscientes de que, a pesar de las presiones partidarias, no es momento de pelearse con el oficialismo.