Por Alfredo Silletta. El jefe porteño Horacio Rodríguez Larreta, preocupado por la pandemia que aumenta todos los días en CABA y pensando en su candidatura presidencial 2023, puso en caja a María Eugenia Vidal que seguía los pasos de Patricia Bullrich. La ex gobernadora había decidido lanzarse a la campaña electoral “enfurecida” por las declaraciones del Alberto Fernández y Axel Kicillof sobre su mala gestión en salud. “Salgan a dar pelea, salgan a buscar primero a los que piensan como nosotros y tienen nuestros valores. Háganse miles y salgan a buscar el voto…” había afirmado en alguna de las tantas video conferencia por Zoom.
El discurso de Vidal se acercaba rápidamente al de Patricia Bullrich y faltaba poco para que quede unida a los que afirman que “la Democracia esta en peligro” y vivimos bajo una “infectadura”.
Larreta rápido de reflejos llamó a la ex gobernadora y la sentó junto a él para hacer charla vía Zoom con más de 100 dirigentes de la Coalición Cívica. Allí volvió la normalidad, se habló de la pandemia del coronavirus y un poco de política. El jefe porteño defendió la unidad y la importancia de estar juntos en estos tiempos, más allá de alguna diferencia.
Vidal, por su parte bajo el tono confrontativo y afirmó que “somos muchos y eso requiere un trabajo entre todos, y no pensamos igual, y para nosotros eso es una riqueza y un trabajo, mantener la diversidad”. Luego agregó: “son tiempos muy desafiantes para la política. Sobre todo para quienes nos gobiernan, como Horacio y nuestros gobernadores e intendentes. Mi posición es acompañar a los que están en las trincheras, donde no hay recetas ni caminos, esto obliga todo el tiempo repensar, por eso es fundamental el acompañamiento a los que gobiernan”.
Luego de la charla, vía Zoom, la ex gobernadora que había sido vapuleada por la ministra Teresa García al responderle que “¿No le parece una locura hacer campaña en medio de la desgracia que vivimos?”, decidió enviarle un WhatsApp al gobernador Axel Kicillof para ofrecerle “toda la colaboración” en esta difícil situación que viven los bonaerenses. El gobernador le respondió cordialmente.
Más allá de las gentilezas, a Kicillof le interesa la actitud de Juntos por el Cambio que controla el Senado donde se deberá aprobar un nuevo endeudamiento por 500 millones de dólares con organismos multilaterales y autorización para emitir un bono de 20 mil millones de pesos para pagar deuda a proveedores heredada de Vidal.