El empresario Fabián de Sousa, accionista del Grupo Indalo, reveló en una entrevista las maniobras que utilizó el gobierno de Mauricio Macri para perseguirlo a él, a sus empleados y a su familia, procurando quedarse con sus compañías, luego de que se negara a colaborar con ellos en la publicación de noticias falsas para acusar a Cristina Fernández de Kirchner de hechos ilícitos.
En una entrevista realizada en el programa MInutoUno de Gustavo Silvestre, el empresario relató que la persecución contra él y el grupo Indalo comenzó antes de que subiera al poder Mauricio Macri, dado que, en el 2015, el expresidente lo citó al empresario Cristóbal López a su casa de Barrio Parque para consultarle cuál iba a ser su postura, tanto en lo personal como en los medios que conducía, con el nuevo gobierno, ante la posibilidad de acusar a Cristina Fernández de Kirchner por supuestas acciones ilegales cometidas durante su mandato y, así, lograr encarcelarla. El fin era que prestaran sus medios para denunciar hechos falsos y que colaboraran revelando datos del matrimonio Kirchner para incriminarlos. A pesar, de esta intimidación, López respondió que “somos empresarios que aman su patria y vamos a seguir invirtiendo y desarrollando tareas en Argentina”, por lo que quedaron en la lista de enemigos.
También, contó que en una de las tantas reuniones conciliatorias que realizaba el íntimo amigo de Mauricio Macri, Nicolás Caputo, con diferentes grupos empresariales, le “aconsejó” a Cristóbal López que se vaya de la Argentina para evitar que lo apresaran: “yo te sugiero que te vayas a algún lado porque acá vas a tener problemas, y te sugiero que elijas Sudáfrica, porque Sudáfrica es un país que no tiene convenio de extradición con la Argentina y se vive muy bien”.
De Sousa explicó que la clara modalidad del macrismo era perseguir y acusar de delincuentes a todos aquellos que no estuvieran en su línea política, por esto, a partir de aquí, comenzó para él y sus allegados lo que describió como “hechos novelescos” por los que, también, sufrieron hostigamiento su familia y personal de sus empresas.
Con respecto a la causa en la que fue implicado, contó que se trataba de un hecho ocurrido en el 2013, en el que se le reclamaban unos pagos de la AFIP y por lo que se inició una causa, pero al normalizarse la situación fue sobreseído. Sin embargo, el gobierno macrista, aprovechó este caso para inventarle una causa con la complicidad de los medios hegemónicos que publicaron varios titulares en los que informaban sobre el procesamiento del empresario. Frente a esta situación, De Sousa se presentó ante el juez Ercolini para una indagatoria y en tan solo 48 horas el fiscal Gerardo Pollicita, sin haber visto ni solicitado ninguna prueba, pidió su procesamiento, que más tarde terminó en su detención y la de Cristóbal López.
Con referencia a las denuncias de espionaje ilegal que en los últimos días salieron a la luz, Fabián de Sousa, afirmó que desde el primer día que llegaron al penal de Ezeiza, él junto con López, se sentían observados en diferentes momentos, ya que convivían con narcotraficantes que escuchaban las conversaciones telefónicas que ellos mantenían con familiares, amigos y con los representantes legales, con quienes tenían que armar estrategias que les permitieran retrasar el “robo” de sus compañías que, en ese momento, estaban tratando de sobrevivir ante la embestida macrista.
Por otra parte, el empresario dijo, también, que se le hacía muy difícil buscar la manera de demostrar su inocencia, porque debía enfrentarse a una justicia corrupta que respondía al poder macrista, de hecho, sospechaba que nada hubiese podido hacer, al recordar que Marcos Peña había afirmado: “Al enemigo, ni justicia”. De este modo, muy indignado, denunció la complicidad de varias personas en estos hechos, entre los que mencionó, además de Marcos Peña y Mauricio Macri, a Fabián Rodríguez Simón “Pepín”, un operador de la justicia y a Bernardo Saravia Frías procurador del Tesoro de la Nación, ambos durante la era Macri. Además, dijo que, cuando lo arrestaron y lo llevaron al edificio de Gendarmería, recibió maltrato por orden de Juan Bautista Mahiques, actualmente procurador de la ciudad de Buenos Aires, quien se encontraba en el lugar y que en ese momento se desempeñaba en el Consejo de la Magistratura de la Nación y al que acusó de estar detrás de todas las detenciones.
Siguiendo con el espionaje, relató que, en un acto totalmente irregular, todos los colaboradores de sus empresas que lo iban a visitar eran interrogados e intimidados por los veedores del juzgado comercial para que no volvieran al penal, todos fueron perseguidos. Según relató: “la amenaza era: si vos ves a los presos, si vos determinás una estrategia para salvar la compañía con los presos, te va a ir muy mal, y les fue muy mal, yo tuve gerentes que estuvieron presos”.
Finalmente, negó que haya sido convocado en la causa de espionaje ilegal que se viene investigando y mientras sigue luchando para demostrar su inocencia, solo espera que se haga justicia y que en la Argentina se recupere el estado de derecho.
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