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22 noviembre, 2024
PAÍS

¿Se viene el juicio político para los cinco miembros de la Corte?

Ante una Corte Suprema de Justicia que demuestra no sólo no estar a la altura de las circunstancias, sino su cada vez más evidente posicionamiento atado a los factores de poder económico, político y mediático, desde el kirchnerismo ya se está empezando a evaluar si no habrá llegado el momento de impulsar un recambio de nombres en el máximo tribunal.

Muchos recuerdan con nostalgia cuando a días de haber asumido la presidencia, durante un discurso transmitido la noche del 4 de junio de 2003 por cadena nacional, Néstor Kirchner pidió enérgicamente al Congreso Nacional que pusiera en marcha la herramienta del juicio político contra algunos miembros de la Corte, integrantes de la “triste y célebre mayoría automática”.

“Pedimos con toda humildad, pero con coraje y firmeza, que los señores legisladores, que el Congreso de la Nación, marquen un hito hacia la nueva Argentina preservando a las instituciones de los hombres que no están a la altura de las circunstancias”, planteó el entonces mandatario.

En ese marco, aseveró que no quería “nada fuera de la ley” sino utilizar los “remedios de la Constitución” para “cuidar a la Corte Suprema como institución de la Nación, de alguno o algunos de sus miembros, la tristemente célebre `mayoría automática`”.

El hecho es que en las últimas horas, después de haber presentado un pedido de juicio político contra el presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, el kirchnerismo está dispuesto a redoblar la apuesta, y disparan, no sin razones más que contundentes, contra el resto de los integrantes del tribunal al asegurar que la conformación actual del cuerpo “está agotada”.

“Yo creo que el juicio político lo que plantea es un escenario de discusión. Esta es una Corte agotada que juega al truco más que apoyarse en decisiones jurisprudenciales. Es una Corte que está institucionalmente muy degradada y jurídicamente no tiene el nivel de otros tiempos”, planteó esta mañana el diputado nacional Leopoldo Moreau, en diálogo con Ernesto Tenembaum en radio Con Vos.

“Yo tenía diferencias enormes con Carlos Fayt, pero la verdad es que jurídicamente era un tipo impecable. Ni hablar de Argibay y de Zaffaroni. Yo veo que esta Corte está muy por detrás de esos niveles”, dijo Moreau.

Y enumeró: “Veo una Corte con dos señores que aceptaron ingresar por decreto (en alusión a Rozenkrantz y Horacio Rosatti). Elena Highton de Nolasco tiene vencido su mandato por edad, y a diferencia de Zaffaroni que renunció y se fue cuando cumplió 75 años, tiene un fallo a su favor… Ricardo Lorenzetti ha tenido actitudes disruptivas permanentemente y se sacaba fotos con Sergio Moro (juez brasileño que condenó sin pruebas al ex presidente Lula Da Silva). Y Maqueda, sobre quien tengo un gran respeto personal, pero que está en una especie de zona de confort”.

Respecto del pedido de la diputada Vanesa Siley para destituir a Rosenkrantz, Moreau planteó que está fundado por muchas razones. Una de ellas, explicó, “es el caso Blaquier, que lo tiene hace un año y no lo despacha”.

“Todos saben que sus familiares más íntimos forman parte de la fundación Blaquier, Se tendría que haber excusado y no lo hizo. Y además lo tiene congelado. Siempre he tenido una muy mala opinión de Rosenkrantz y Rosatti. No tenían la jerarquía de juristas suficiente ni un criterio de independencia adecuado como para ser miembros de la Corte”, agregó.

Pese al clima de tensión, desde el Ejecutivo remarcan que el pedido de juicio político contra Rosenkrantz nada tuvo que ver con que la Corte admitiera el per saltum del trío de los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, trasladados a dedo por el gobierno de Mauricio Macri. De hecho, la presentación de Siley fue el viernes 25 de septiembre y la decisión del máximo tribunal tuvo lugar el martes 29. Las fechas no coinciden con la idea de represalia que se pretende instalar desde los medios y la oposición, aliados estratégicos del titular de la Corte.a

Y tras aquel histórico discurso de Kirchner, en poco tiempo el Congreso avanzó con el juicio político contra Julio Nazareno, ex titular del máximo tribunal, quien decidió renunciar a su cargo cuando vio la inexorable camino que tomaba el proceso iniciado en su contra, frente a la inminente aprobación de su acusación en el recinto de la Cámara de Diputados.

Un mes y medio más tarde, la Cámara Baja aprobaba en el recinto la acusación por “mal desempeño de sus funciones” contra otro de los integrantes de la denominada “mayoría automática”, Eduardo Moliné O`Connor, quien aseguró que no renunciaría a su cargo y que enfrentaría el proceso.

De hecho, el 3 de diciembre de 2003 se convirtió en el primer juez de la Corte Suprema de Justicia en ser destituido por el Senado de la Nación.

Una suerte similar corrió el también ministro Antonio Boggiano, quien fue destituido en el 2005 por el Congreso, mientras que Adolfo Vázquez y Guillermo López optaron por seguir el camino de Nazareno y renunciaron a sus cargos cuando vieron que los procesos en su contra tenían un final inevitable.

Y fue así que luego fueron designados ministros Eugenio Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco, Carmen Argibay y Ricardo Lorenzetti, quien fue elegido luego por sus pares para encabezar el nuevo máximo tribunal.

 

 

 

 

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