Se esfuerzan por disimularlo, pero las evidencias son cada vez más fuertes, y a esta altura ya resulta imposible ocultar los contrastes: la relación entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich está cada vez más tirante, y el tema de las clases presenciales la profundizaron.
Concretamente, después de que la titular del PRO cruzara días atrás al jefe del Gobierno porteño por la bimodalidad del nivel secundario en plena pandemia del coronavirus, el vínculo quedó tenso y está cada vez peor.
Por ahora, ninguno quiere hablar del otro, y si bien unos dicen que está todo bien, otros miran una tirantez que a futuro traerá algún tipo de problemas y la gran incógnita será el rol que cumplirá Mauricio Macri a la hora de saber a quién apoyará.
La reciente crítica pública de la ex ministra de Seguridad a la decisión del alcalde de implementar un sistema “bimodal” en el secundario, generó un fuerte malestar en la cúpula de la Ciudad y dejó un clima enrarecido en el PRO.
Por esa razón, se dieron las primeras conversaciones informales por la estrategia electoral en la Capital, con la idea de ir bajando los cortocircuitos internos. Pero, en rigor, las fricciones entre ambos por las diferencias de “estilos” esconden una pelea de fondo: la puja por el liderazgo opositor y la carrera por la sucesión de Alberto Fernández en 2023.
Quienes están cerca de Larreta aseguran que por unos cuantos días el hombre masculló bronca puertas adentro por la actitud de Bullrich. Haciendo esfuerzos por no quitarse el traje de equilibrista, le hizo saber su enojo a la ex funcionaria. “Hablaron por teléfono. Le cuestionaron haber salido a criticar lo del secundario, pero es una disidencia menor”, relativizan en el entorno de Bullrich.
En tanto, el espaldarazo de la Corte Suprema, que validó la autonomía de la Capital Federal y su responsabilidad para decidir abrir o no los colegios, le dio otro estatus a un dirigente que, como Larreta, busca posicionarse a nivel nacional, un poco por lo bajo y otro poco, lentamente, de forma pública.
El jefe de Gobierno porteño es el candidato que quiere el aparato de Juntos por el Cambio, que al mismo tiempo también necesita a Bullrich, aunque está en desacuerdo con sus formas.
En el larretismo le reprochan a la titular de Pro -que también reclamó beneficios impositivos para los gastronómicos afectados por la pandemia- que busque posicionarse y hacer “política interna” en plena crisis sanitaria. “Falta empatía ante la situación de los comerciantes. ¿Cómo les vas a seguir cobrando el ABL a los tipos que tienen que cerrar?”, replican cerca de Bullrich.
“Patricia se viene equivocando seguido. Y cuando tu adversario interno se equivoca, hay que dejarlo”, resalta un hombre cercano al alcalde porteño. Sin embargo, en el Gobierno de la Ciudad no ocultan su preocupación por el posicionamiento de la titular de Pro en las encuestas, por lo que perciben que, envalentonada con esos números, Bullrich desafía el liderazgo de Larreta en el distrito.
Es más, ante propios y extraños la ex ministra amenaza con forzar una interna si no llegan a un “acuerdo justo”. Larreta, que pretende pactar con Bullrich para evitar el desgaste de una interna, todavía no logra descifrar qué es lo que quiere.
Mientras, la titular del PRO insiste en que no hay que adelantar la discusión por las candidaturas de 2023. No la desvela regresar al Congreso, pero cerca suyo entienden que será difícil que se baje del ring a esta altura. Está claro que quiere construir un proyecto presidencial y, en su fuero íntimo, especula con que un triunfo holgado en la Ciudad en las legislativas la catapultaría a la mesa de presidenciables para 2023.
Por su parte, Larreta sigue tejiendo su proyecto presidencial con un estilo moderado, para alejar a Juntos por el Cambio de los extremos y ampliar la base electoral del espacio.