El ex secretario de Cultura de la Nación (2009-2014), Jorge Coscia, falleció hoy luego de una penosa enfermedad que llevó con valentía en los últimos años. Fue además director de cine, novelista, ex presidente del INCAA y Diputado Nacional (MC).
El año pasado recibió el premio Rosa de Cobre que entrega la Biblioteca Nacional a aquellos autores que ha dejado un aporte significativo para la cultura nacional. “Uno es parte de una gran batalla cultural, de grandes encuentros y grandes diferencias que se abren y se cierran. Quiero que tengan más amor que odio; en este momento el odio es la clientela de los malos”, dijo Coscia cuando recibió el homenaje frente al ministro de Cultura, Tristán Bauer.
En la década del ’80, su película “Sentimientos: Mirta, de Liniers a Estambul”, fue un éxito. Luego vinieron otros largometrajes: “Chorros” (1987), “Cipayos” (la tercera invasión), de 1989; “El general y la fiebre” (1992), “Comix, cuentos de amor, de video y de muerte” (1995), “Canción desesperada” (1997) y “Luca vive” (2002). Su último trabajo fue “La palabra originaria” en 2019, un documental sobre las comunidades Wichí, Qom y Pilagá de la Provincia de Formosa.
Entre sus libros figuran La esperanza sitiada, La encrucijada del Bicentenario, Juan y Eva: el amor, el odio y la revolución y El bombardeo, entre otros.
En el año 2011 publique la segunda edición de La Patria Sublevada. De Perón a Kirchner (1945-2010) y Jorge tuvo la generosidad de hacerme el prólogo y estar en la presentación del libro. Conocedor como pocos de la historia del peronismo, dejo aquí aquel maravilloso texto que nos ayuda a comprender un poco más el camino que hay que transitar para luchar por una patria más justa y soberana. Decía Coscia:
“El libro que el lector tiene en sus manos narra con precisión histórica y en forma amena la historia general del movimiento peronista, desde sus orígenes a la fecha. En el gobierno primero, en la resistencia después, la vuelta al poder y el retorno del líder, y durante la larga noche del neoliberalismo (primero autoritario, después democrático). Para terminar en el proceso renovador que se inaugura en 2003, y que todavía despierta tanto entusiasmo en esta encrucijada del Bicentenario que atravesamos.
Cuando me preguntan qué es el peronismo, esa pregunta fundamental del pensamiento político argentino desde octubre del 45, a mí me gusta contestar hablando en términos de revolución. Porque una revolución implica necesariamente cambiar la vida de la gente para bien, y eso y no otra cosa, hizo el peronismo.
La patria sublevada, escrito por el compañero Alfredo Silletta, pone precisamente esta tarea inconclusa en perspectiva histórica, para entender lo que avanzamos, y lo que todavía nos falta hacer.
Cuando los pueblos han probado el sabor de la justicia, no hay manera de derrotarlos, no hay vuelta atrás. El peronismo es nuestra propia revolución nacional: significó la incorporación democrática de los trabajadores a la política, la incorporación del mundo del trabajo a la toma de decisiones democráticas, y eso fue, pese a los bombardeos, los muertos y los desaparecidos del terror, una conquista del pueblo todo que no nos pudieron arrancar más. De esta sorprendente tozudez del pueblo argentino por la dignidad trata este libro.
Acordemos a los efectos de la argumentación que el valor intrínseco del peronismo es su capacidad de relacionarse con la realidad, y en ese sentido, está siempre, por suerte, condicionado por ella. El vínculo con el pueblo trabajador y el contacto cotidiano con su quehacer concreto es su quintaesencia. La raíz del movimiento. Por eso, existen peronistas que están dentro de esa fuerza transformadora y dadora de vida, y otros que podrán llamarse a sí mismos peronistas todo lo que quieran, pero que se han alejado de la raíz. El peronismo es un árbol que tiene, desde siempre, distintas ramas, algunas más cerca de la raíz dadora de vida, otras más alejadas, hasta que se separan tanto que se cortan, y se secan.
El kirchnerismo, en ese sentido, no nace de un repollo. El kirchnerismo no es ni más ni menos que el resurgimiento del mandato revolucionario surgido en Octubre de 1945. Uno de los méritos de La patria sublevada es poner el relato de este proyecto histórico renovador de la política argentina en perspectiva histórica. Sobre todo para los jóvenes militantes que se acercan a este proceso para militarlo con pasión y para aportar su mirada original y la perspectiva generacional que lo renueve.
El kirchnerismo como proyecto nacional nació, allá en el Sur, en Calafate, hacia 1998, en una reunión muy pequeña, como una crítica interna al peronismo, en un momento en el que varios peronistas se habían ido a la Alianza. El kirchnerismo nació reivindicando al peronismo transformador, retomando las banderas históricas del movimiento. Fue, ese pequeño encuentro allá en la Patagonia, el comienzo de una esperanza, de un sueño. Por eso, hace bien Silletta en afirmar al kirchnerismo como una etapa del movimiento nacional, popular y revolucionario que tiene muchos años y que se remonta hacia 1945.
La dolorosa pérdida reciente de uno de los presidentes más extraordinarios de toda la historia coincide con la plena vigencia de un proyecto político vigoroso, que camina en busca de su concreción definitiva. Un proyecto nacional y popular de larga vida, que trasciende a las personas, aunque hayamos perdido a uno de los hombres que mejor supo expresarlo. En un último acto de amor, nos entregó a su compañera, Cristina Fernández de Kirchner, que lidera con mano firme este proceso, y lo profundizará en un nuevo mandato.
Esta historia del movimiento nacional, popular y democrático que el lector tiene en sus manos es muy útil porque nos recuerda que, en sentido estricto, el kirchnerismo es el peronismo del siglo XXI.
En ese sentido, las fuerzas políticas viven cuando cambian, se adaptan y renuevan sus energías. Pero también subsisten si son fieles a su raíz original y a la voluntad de cambio que se inició aquel maravilloso 17 de octubre de 1945, que dividió el siglo XX en dos, que, a decir verdad, todavía tiene pendiente concretarse de modo definitivo.
Esta reedición del libro de Silletta es una buena introducción a la rica y compleja historia del peronismo, y una buena manera de recordar de dónde venimos, para saber hacia adónde vamos: a la profundización de este proyecto de emancipación nacional”.