Apenas terminado el recuento de votos de las elecciones del domingo, en Juntos por el Cambio se desató lo que hasta ese día intentaban ocultar: una feroz interna que intentarán disimular con una especie de reordenamiento que, más temprano que tarde, significará una medición de fuerzas entre las principales fuerzas de la alianza opositora, en vistas de lo que pueda ocurrir de acá hasta 2023 y que en su resultado final podría perjudicar el sueño presidencial del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Es que los resultados del comicio, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Provincia, terminaron siendo algo decepcionantes para Larreta. La imposibilidad de María Eugenia Vidal en superar el 50 % de votos en CABA y el desinfle que supuso la ajustada victoria de Diego Santilli sobre Victoria Tolosa Paz, evidentemente golpeó la hasta hace poco indiscutible candidatura presidencial del alcalde porteño.
En otras palabras, la performance de la ex orgullosamente bonaerense y la remontada del oficialismo en Buenos Aires, dejó un sabor “agridulce” en el Pro. “La jugada salió bien, pero no fue redonda. Esperábamos que sacando el 50 % y con Santilli ganando por mayor diferencia, Larreta saldaba la interna. Nos jugó en contra la PASO”, comentaba un funcionario porteño. Otro integrante del elenco larretista analizaba el resultado de la apuesta: “Ahora tenemos más candidatos a presidente y a gobernador que antes de las elecciones”.
Por eso mismo, reconocen que fue un error inflar las expectativas de propios y extraños después de las PASO. También apuntan contra los fallidos pronósticos de las encuestadoras. En el búnker en Costa Salguero, reconoce un larretista, hubo un “shock” después de que los primeros datos marcaran que Vidal apenas superaba el 46 % de los votos. Es que los boca de urna que había contratado la Ciudad arrojaban que superaba el 50 %.
Mientras tanto, frente a la fuerte interna que se desató en la cúpula de Pro, Rodríguez Larreta, arquitecto de la estrategia opositora en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, bajó un mensaje pacifista a su tropa: “Hay que cuidar la unidad. Llegamos hasta acá todos unidos, y así tenemos que mantenernos”.
Pero, puertas adentro, larretistas y vidalistas mascaban bronca ante una nueva provocación de Patricia Bullrich. Es que la titular del Pro había vuelto a desafiar públicamente el liderazgo del alcalde, con una frase que agitó las aguas en el macrismo porteño.
“La expectativa que teníamos en la Ciudad era superar el 50 %. No es una maldad de mi parte, es lo que objetivamente pasó”, lanzó la ex ministra de Seguridad en diálogo con radio La Red. Envalentonada con el éxito de su jugada por los “cinco senadores”, Bullrich remató: “En el resto del país el festejo fue total y absoluto”.
El dardo fue dirigido a Vidal, claro. De hecho, la ex gobernadora no logró contener los votos que había cosechado Juntos por el Cambio en las primarias ni pudo llegar al 50 %, un número con el que se ilusionaban en la ciudad de Buenos Aires y en su entorno, para garantizarle al oficialismo porteño al menos ocho de las diez bancas que ponía en juego.
“No le vamos a contestar. Lo que dijo es una estupidez. Fue una chicana o mala leche”, comentó un hombre del larretismo.
Ayer, Vidal se refirió a las declaraciones de Bullrich: “No hay tiempo para debatir entre políticos”, respondió, para evitar la confrontación. “En la Ciudad tuvimos un triunfo contundente, de 20 puntos de diferencia con respecto a la segunda fuerza. Pero no fue un triunfo personal sino de toda una lista de Juntos por el Cambio”, profundizó. En esa línea, la legisladora electa señaló que el Gobierno pretende dividir a los dirigentes de la coalición opositora, y aseguró que no será “funcional” a esa estrategia.
Rodríguez Larreta sabe que para tener chances de llegar a la Casa Rosada los necesita a todos adentro de la coalición opositora. También sus armadores admiten que será blanco de los dardos de Bullrich o los retadores radicales, como Facundo Manes o el gobernador jujeño Gerardo Morales, que también quieren un lugar en la grilla.
Es que en la UCR también preparan su jugada. Destacan que de las 13 provincias en las que ganaron, ellos fueron clave en Jujuy, Corrientes, Mendoza, Misiones, Santa Cruz, La Pampa y Córdoba. Mientras, Manes salió a cuestionar nuevamente la hegemonía del PRO dentro de la alianza: “La coalición de 2015 es historia. Tenemos el desafío de hacer más amplia la coalición. Va a ser más diferente de lo que vivimos en 2015 a 2019. Veo una dinámica diferente. Veo más protagonismo del radicalismo”. Y también reclamó que el acuerdo sea más “de centro”, no convocando a los extremos. Es decir, no al ultraderechista Javier Milei.
Consciente de lo que provocó con sus palabras, esta mañana Patricia Bullrich buscó bajarle el tono a las críticas que lanzó ayer contra la performance de Vidal en la ciudad de Buenos Aires, y aclaró que “para nada” parecen “peleados” en Juntos por el Cambio.
“No, para nada parecemos peleados. Hay una cantidad de detalles que nada tienen que ver con la realidad. Juntos por el Cambio salió de las elecciones con una excelente reunión de unidad donde decidimos preponderar nuestra victoria”, dijo Bullrich en diálogo con Urbana Radio.