Por Eduardo D’Argenio.- Allá por 2018, cuando el macrismo era dueño y señor de una república arrodillada a sus designios, con una justicia sometida a ese poder y el blindaje aportado por los medios hegemónicos, resultaba casi inimaginable un retorno del peronismo al poder. Sin embargo, como un grito en el desierto, Alberto Rodríguez Saá lanzaba un premonitorio “Hay 2019”.
En efecto, hubo un 2019 para ese peronismo al que muchos daban por muerto, pero también hubo un 2021 que mostró, durísima pandemia de por medio, la derrota en las elecciones legislativas. Pero la historia demuestra una y otra vez que, al movimiento fundado por Juan Domingo Perón, nunca hay que darlo por vencido. Y de ahí que más allá de lo que dijeron las urnas el 14 de noviembre, el Gobierno de Alberto Fernández se siente, para la segunda parte de su mandato, con el potencial necesario como para pensar que “Hay 2023”.
“Si comparamos dónde estábamos parados después de las PASO y cómo terminamos el año -con otra plaza llena, una economía creciendo al 10 % y el acuerdo con el FMI encaminado-, sin duda conseguimos una recuperación muy fuerte”, evalúan cerca del presidente después del multitudinario acto por el Día de la Democracia.
“Tranquila Cristina, no vamos a negociar nada que signifique poner en compromiso el crecimiento, el desarrollo social en la Argentina”, fue la frase elegida por Alberto en ese acto, para clausurar cualquier amague de debate con su vicepresidenta.
El pronóstico es que en los dos años de mandato que faltan, se registrará un crecimiento de la economía, lo que se traducirá en la esperadísima recuperación. Pero, claro, no todas serán rosas, teniendo en cuenta que el oficialismo deberá hacer frente a no pocos desafíos para llegar bien a las presidenciales de 2023.
Por su parte, los consultores y encuestadores más conocidos del país plantean que, en el escenario que viene, si el Gobierno pretende triunfar en esos comicios tendrá que cerrar las internas dentro del Frente de Todos, lograr un acuerdo con el FMI, bajar la inflación, reforzar los ingresos de los sectores más humildes, y buscar una convivencia con la oposición.
Algunos sostienen que el oficialismo está débil para enfrentar ese panorama, pero otros consideran que, superada la pandemia, la actual gestión tiene buenas condiciones para avanzar en todos esos terrenos.
En ese sentido, los observadores insisten en que la clave estará en la distribución de la riqueza y que hacia allí debe apuntar el Gobierno. Por ejemplo, para Artemio López, “si se despliegan las políticas de distribución de ingresos que se corresponden con un shock distributivo que comience a transitar el camino que se prometió en el contrato electoral del año 2019, y aún por varios factores – deuda, pandemia- no se concretó, el futuro electoral de FdT conservando la unidad actual, será muy competitivo”.
En cuanto a la oposición, casi todos los consultores están de acuerdo: tiene un importante caudal que tiende a no bajar del 40 %; no creció en estas elecciones, se dinamizó con un nuevo papel del radicalismo, pero arrastra una interna de difícil pronóstico, con un problema llamado Mauricio Macri.
Y también son bastante unánimes respecto de las chances del oficialismo en 2023. Coinciden en que las condiciones son mantener la unidad, acentuar la distribución de la riqueza para que vuelvan los sectores humildes que estuvieron ausentes en las elecciones legislativas y elegir los candidatos en las PASO y no, como en 2021, por acuerdos entre los dirigentes.
Mientras tanto, el propio Fernández está convencido de que no pudo cumplir con “el contrato social firmado en 2019” por la pandemia. “Nos eligieron para salir de la pobreza, generar empleo, bajar la inflación. La macroeconomía ya está mostrando los signos de recuperación, el desafío ahora es que esa recuperación llegue al ciudadano”, explican cerca del presidente.
Y en la Casa Rosada son conscientes de que el gran desafío, para los próximos dos años de gestión, es que la plata llegue al bolsillo, pero que no se evapore de inmediato, porque si no, de nada serviría.
Por ahora, y mientras la espada de Damocles continúa siendo el esperado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para transitar con optimismo los próximos 24 meses, cerca de Alberto se animan a trazar un balance positivo: “Sufrimos una derrota fea en las PASO y las remontamos. Terminamos recuperándonos y con dos actos con fuerte apoyo popular. Y, más allá de las tensiones, pese a la derrota conservamos la unidad mucho mejor que el macrismo, que ganaron y se están matando. Si en unos días conseguimos el acuerdo con el FMI, podríamos decir que en pocos meses cambiamos totalmente el panorama”.