“Estamos en el inicio de un proceso. La negociación con el Fondo tendrá sus etapas. No creo en la épica de decir que le ganamos al FMI. Vamos a ir cerrando capítulos con dos convicciones: no quiero un ajuste económico y voy a honrar una deuda que contrajo otro presidente. Esa es mi estrategia de negociación”, argumentó en las últimas horas Alberto Fernández desde Chapadmalal.
Es que los días corren, y en consecuencia los plazos se acortan. De ahí que un primer paso en esa dirección estará dado cuando el próximo miércoles gobernadores, empresarios y sindicalistas se reúnan con el ministro de Economía, Martín Guzmán, para ponerlos al tanto de su estrategia en el marco de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional.
Mientras tanto, y tal como lo precisa hoy Infobae, durante una cena a solas entre Fernández y Guzmán en los últimos días del año pasado, hicieron un pormenorizado balance y revisión de las negociaciones con el FMI, que continúan empantanadas por la reticencia técnica y geopolítica de la Casa Blanca.
El presidente interpretó en la cena con su ministro que la reticencia de la administración demócrata se vincula al informe crítico del Fondo, que concluyó que la decisión política de conceder al gobierno de Mauricio Macri un crédito por 57 mil millones de dólares, facilitó la especulación financiera y la fuga de capitales. Ese Stand-By fue otorgado por orden del mandatario estadounidense Donald Trump, que manejó a su antojo al directorio del Fondo.
“Estados Unidos fue el único país del board del FMI que rechazó el informe de evaluación, y esa es una señal política a tener en cuenta”, comentó el jefe de Estado durante su comida con Guzmán.
La interpretación de Alberto Fernández se ajusta a la información que circula en Washington, pero no alcanza para entender completamente la resistencia de la secretaria del Tesoro, Yanet Yellen, y de Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Biden.
Yellen pretende una fuerte reducción del déficit fiscal, y el presidente no está dispuesto a conceder esa exigencia de la secretaria del Tesoro. “No voy a ajustar, no voy a achicar el déficit fiscal de una. Será un proceso que evite estrangular el crecimiento económico que tuvimos en 2021″, explicó Fernández.
Biden ordenó a Yellen que siga de cerca la negociación de la Argentina y el FMI. Pero la secretaria del Tesoro es una funcionaria que entiende la diferencia entre una opinión técnica y una decisión política. Sus críticas al programa presentado por Guzmán al FMI aplacarán cuando el Salón Oval haya comprobado que Fernández no tiene una agenda diplomática que pueda llegar a complicar los intereses nacionales de la Casa Blanca.
Biden no soltará la mano de Alberto, si la Casa Rosada cambia su agenda geopolítica y acepta un programa económico de corto plazo y escaso déficit fiscal. Cuatro años como máximo, y un déficit que no pase de 2.5 puntos del PBI en 2022.
Mientras tanto, se estima que, a mediados de enero, la negociación se acelerará entre Buenos Aires y Washington, aunque no está previsto el desembarco de una misión del FMI para revisar las cuentas de la Argentina. Tampoco figura en agenda que Martín Guzmán vuele a la capital estadounidense para una reunión de trabajo con Kristalina Georgieva.
Alberto Fernández tiene una sola estrategia de negociación y apuesta a que el board del Fondo escuche sus argumentos políticos. En este contexto, el presidente ya descartó pedir a sus aliados en Europa y América Latina un crédito de emergencia para pagar los 3.000 millones de dólares de capital que vencen hacia fines de marzo.