Gracias al apoyo del poder real y con el blindaje de los grandes medios hegemónicos, el multimillonario británico Joe Lewis se salió con la suya, ya que la más que entendible reclamo de un grupo de manifestantes que piden el acceso público al Lago Escondido -apropiado literalmente por el empresario- aparezca como una “insólita protesta” motorizada ¡cuándo no! por el kirchnerismo.
El jueves último, cerca de 300 personas comenzaron la travesía a través de dos caminos distintos, el Camino de Montaña (Cajón del Azul) y el de Tacuifí, para acceder al espejo de agua que desde hace 30 años Lewis tiene cercado, pese a que hay sentencias judiciales que determinaron que el acceso y navegación debe ser de acceso público.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación advirtió que recibió denuncias acerca de que unas 40 personas de civil que portan armas de fuego amenazan e intentan impedir la marcha de protesta hacia Lago Escondido, en tierras del británico Lewis, a pesar de que, afirmó, “ese es un camino autorizado por la Justicia para poder acceder” a ese lugar.
En tanto, organismos de derechos humanos dijeron en un comunicado que “repudiamos la acción agresiva de un grupo armado bajo órdenes de Joe Lewis que ha detenido a la comitiva en tránsito por Alta Montaña para llegar a Lago Escondido”.
Según describe Romina Calderaro para la agencia de noticias Télam, el magnate británico Joe Lewis no sólo se apropió de 12.000 hectáreas en la Patagonia, Lago Escondido incluido, a 50 kilómetros de El Bolsón. El amigo del ex presidente Mauricio Macri –quien fue asiduo invitado a la propiedad durante su mandato y le hizo varios favores– también tiene un aeropuerto privado en Río Negro con una pista de casi dos mil metros de largo, cerca de la costa atlántica, a 30 kilómetros de Sierra Grande, cuyos movimientos se desconocen y que no tiene radares.
En dos horas, un avión puede llegar de ahí a las Islas Malvinas y -según contó la titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y principal querellante en la causa de la apropiación de las tierras, Magdalena Odarda- hubo denuncias de vuelos hacia la zona que quedaron en la nada.
Los miembros de la comunidad no le conocen la cara a Lewis –sólo visitaron su mansión políticos y empresarios- y no saben cuándo está o no en la provincia. Pero quieren acceder al lago. Es su derecho.
Dueño de la sexta fortuna más grande del Reino Unido, el dinero de Lewis asciende a más de 5.000 millones de dólares. Según la revista Forbes, terminó 2015 en el puesto 277° de los hombres más ricos del mundo.
Es la cara visible de un poderoso grupo económico dueño del club Tottenham y parte de Pampa Holding, que tiene entre sus activos a Edenor, la mayor distribuidora de electricidad del país, una de las grandes compañías de servicios públicos y cuyo margen de ganancias aumentó exponencialmente con la política de tarifas de Macri.
Durante los noventa, el empresario inglés de 85 años compró la estancia de la polémica y fue denunciado por adquirir esas hectáreas por un valor muy debajo del mercado (pagó sólo 12 millones de dólares) y por haber triangulado la operación para que su nombre, el de un extranjero, no figure como propietario de esa cantidad de tierras en una zona de frontera.
Pero la principal polémica se suscitó cuando impidió el acceso a Lago Escondido. Lo denunció la dirigente de la Coalición Cívica Madgalena Odarda, quien obtuvo fallos a favor en 2009, 2012 y 2013 que Lewis nunca se molestó en cumplir. Odarda fue la principal querellante.
El ex presidente Macri se ocupó de defenderlo en público: dijo que no entendía la “sistemática búsqueda para agredirlo”. Y sostuvo que gracias a él los vecinos de Lago Escondido “tienen un mejor acceso que el que tenía antes”. Una mentira absoluta pero, claro, él defendía a su amigo empresario, en cuyo helicóptero supo visitar junto a su familia la mansión con el espejo de agua.
No fue el único favor que le hizo a Lewis: en julio de 2016, Macri modificó la Ley de Tierras y eliminó el tope de mil hectáreas que tenían los extranjeros. No obstante, Lewis sigue enfrentando problemas judiciales: la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación denunció este domingo agresiones y amenazas a un grupo de manifestantes que marchan en reclamo de la soberanía del Lago Escondido.
Mientras, el juez Mariano Castro, a cargo del Juzgado N°1 de Bariloche, desestimó el hábeas corpus preventivo que habían presentado los abogados de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (Fipca), impulsora de la “Sexta Marcha al Lago Escondido”.
El amparo buscaba “garantizar el acceso de la movilización a Lago Escondido en El Bolsón, Río Negro, en cumplimiento del dictamen judicial con sentencia firme del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, del año 2009, que ordena a la provincia la apertura del sendero público de Tacuifí para ingresar al espejo de agua cercado por el magnate inglés Joe Lewis”, indicaron desde Fipca.
En tanto, la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, se mostró más próxima a la postura de Lewis que a las consignas de los manifestantes. “No estoy en el detalle de lo ocurrido, no podría decir. En esta época del año, los pobladores de la zona de Lago Escondido ven alterada su vida tranquila por una cuestión muy ideológica”, sostuvo a Radio Nacional desde Madrid, donde se encontraba tras participar en la gira de Alberto Fernández por Rusia y China.
Por su parte, un tal Jesús Montero, integrante de la familia que le vendió esas tierras a Lewis, salió en defensa del magnate británico: “Nadie molesta a nadie. Pero ocurre que el vaso se va llenando y la paciencia se va acabando y estos tipos no pueden venir así porque sí a romper todo”.
“Ocurrió que les dijimos que se fueran. Que se iba a pudrir todo -dice Montero a Clarín-, ya no queremos que vengan a romper la paz. Ni Lewis ni nadie molesta a nadie en esta zona. Vivimos de lo que producimos y cuidamos la naturaleza, y por supuesto los lagos y el agua. Acá nadie está poniendo en peligro ninguna soberanía”.
Y para completar el burdo mensaje a favor de Lewis por parte del medio insignia de Héctor Magnetto, en la nota donde se ataca a los manifestantes, no tienen empacho en señalar que “lo que estuvo en peligro, en todo caso, fue la paz recurrente en esa zona, donde la convivencia con Lewis es pacífica y total”.