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24 noviembre, 2024
PAÍS

La Iglesia salió a cuestionar a los medios hegemónicos argentinos por “sesgados y manipuladores”  

La Iglesia Católica salió a cuestionar a los medios hegemónicos por criticar y manipular las declaraciones del Papa Francisco sobre la guerra en Ucrania. El Papa había publicado un tuit que afirmaba su preocupación por los refugiados: “Miles de personas se han visto obligadas a huir de Ucrania a causa de la guerra. Pero muchos también se han visto obligados a abandonar su tierra natal en Asia, África y América. Mis pensamientos y oraciones están con todos ellos”. Clarín, por ejemplo, titulo “Polémico tuit del papa Francisco sobre los refugiados ucranianos”, simplemente por recordar los refugiados están en África, Asia o América.

Monseñor Ariel Torrado Mosconi, Obispo de Nueve de Julio, publicó un importante texto, luego reproducido por la mayoría de los obispos argentinos, que desmiente a Clarín y la mayoría de los medios hegemónicos.

“Desconozco las extrañas razones, intereses o prejuicios por los cuales gran parte de los medios de comunicación ha hecho foco en las afirmaciones o los silencios del Papa en torno a la guerra en Ucrania. ¡En algún caso hasta lo señalan cómplice de los crímenes y atrocidades que allí se están cometiendo!”, lamentó Torrado Mosconi, y afirmó: “Lo cierto es que, en cada una de sus intervenciones sobre el tema, el Santo Padre ha sido meridianamente claro y no se anduvo con eufemismos: ‘crimen’, ‘atrocidad’, ‘barbaridad’, ‘sacrilegio’ son palabras contundentes.

El prelado consideró que hay que “reconocer que, muchas veces, somos manipulados por lo tendencioso de la información que se nos suministra”. Luego agregó: “Si somos creyentes debemos sostener con la oración ese trabajo silencioso pero eficaz por la consecución de la paz. Como ciudadanos no podemos menos que reconocer y admirar el compromiso de alguien que -biográfica e institucionalmente, Francisco y la Santa Sede- han estado siempre del lado de la paz”.

 

El texto completo:
Desconozco las extrañas razones, intereses o prejuicios por los cuales gran parte de los medios de comunicación ha hecho foco en las afirmaciones o los silencios del Papa en torno a la guerra en Ucrania. ¡En algún caso hasta lo señalan cómplice de los crímenes y atrocidades que allí se están cometiendo! Lo cierto es que, en cada una de sus intervenciones sobre el tema, el Santo Padre ha sido meridianamente claro y no se anduvo con eufemismos: “crimen”, “atrocidad”, “barbaridad”, “sacrilegio” son palabras contundentes.

Llegan a la mente y el corazón de las mayorías mucho más que cierto lenguaje alambicado y tendencioso de tantos “opinólogos” del momento. Otro tema es que tales opiniones y condenas del Santo Padre sean silenciadas, sesgadas o manipuladas.

Por otra parte al hablar en contexto de su visita pastoral a Malta de la situación de migrantes y refugiados, y visibilizar otras realidades internacionales que callan los grandes medios de comunicación, no ha querido hacer otra cosa que mostrar la dignidad de cada ser humano, sea del país o continente que fuera. Igualmente al referirse a que todos somos culpables lo hace en una referencia claramente ligada a nuestra fe, en la concepción paulina, que remite a que por eso Cristo murió por todos.

Asimismo, una dosis no muy grande de sentido común basta para darse cuenta que, el papel mediador, negociador o facilitador de acercamientos, treguas, ayuda humanitaria, etc. -lo cual suele pedírsele al Pontífice- requiere de discreción, medida neutralidad y, sobre todo, sin dar señal alguna de parcialidad o favoritismo lo cual imposibilitaría e invalidaría cualquier chance de mediación. La incidencia de lo religioso no es menor en esta contienda. Con una lúcida y delicada sensibilidad ecuménica, Francisco está entretejiendo vínculos y buscando acercamientos entre los líderes de las iglesias y confesiones que tienen algo que ver en esta tragedia bélica y particularmente con la Iglesia ortodoxa rusa. Motivo no menor para ser prudente.

Es cierto que no ha utilizado la palabra “invasión” lo cual indudablemente se explica por los motivos arriba aducidos. No podemos ser tan ingenuos o superficiales como para no suponer que una estrategia de paz, que busca soluciones reales y no meras palabras altisonante políticamente correctas para cuidar la imagen y agradar a algunos, requiere discreción, expresiones medidas y, sobre todo, valentía, prudencia y habilidad para llegar a buen puerto. Casi no hace falta decir que la información que llega a la Santa Sede por tan variados canales, sirven al Santo Padre para discernir opciones, expresiones y actitudes. Al mismo tiempo, debemos reconocer que, muchas veces, somos manipulados por lo tendencioso de la información que se nos suministra. Si somos creyentes debemos sostener con la oración ese trabajo silencioso pero eficaz por la consecución de la paz. Como ciudadanos no podemos menos que reconocer y admirar el compromiso de alguien que -biográfica e institucionalmente, Francisco y la Santa Sede- han estado siempre del lado de la paz.

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