Cristina Kirchner comenzará a aparecer en forma pública una o dos veces por mes. Cada día estudia más todos los problemas que aquejan a la Argentina y de ser necesario será candidata presidencial en 2023, aunque ella prefería que sea alguien de su riñón. Habla con todos, de allí que no debería haber sorprendido que se reuniera tres horas con Carlos Melconian, uno de los economistas anti Estado que hoy conduce la Fundación Mediterránea, aquella que catapultó a Domingo Felipe Cavallo en los años ochenta.
La vicepresidenta ya dijo que “le importa un pito” si algún funcionario se ofende por sus palabras. Presionará todo lo necesario para que el presidente Alberto Fernández recuerde lo sucedido a Dilma Rousseff que se acercó demasiado a las políticas ortodoxas y cuando las bases la abandonaron llegó el golpe de Estado de la derecha.
Cristina cree que pese a la brutal campaña de los medios hegemónicos, la Justicia y el establishment económico, hay que hacer todo lo contrario de lo que dicen: más Estado, más restricciones a los poderosos, más controles a los evasores y poner un ojo en las importaciones y exportaciones de la Argentina, la única manera de controlar el dólar.
Por otra parte, la vicepresidenta no ve un crecimiento exponencial de Juntos por el Cambio y cree que la interna de ellos será salvaje ya que Mauricio Macri presionará hasta último momento para ser candidato en una fórmula con María Eugenia Vidal, quien hace rato dejo su tono moderado para estar codo a codo con el ex presidente. En provincia de Buenos Aires juega sin disimulos por la candidatura de Cristian Ritondo en contra de Diego Santilli, el candidato de Horacio Rodríguez Larreta.
Cristina, fiel al estilo de Néstor Kirchner, nunca dirá si es o no candidata en el 2023 pero trabajara día a día para la unidad del Frente de Todos y permitirá que todos jueguen. Ella misma dio vía libre para que los mandatarios provinciales refloten la Liga de Gobernadores y hagan escuchar su vos. Máximo Kirchner, el presidente del PJ bonaerense, amplió a todos los sectores la nueva conducción que incluye en un cargo destacado a Gabriel Katopodis.
Quienes más la frecuentan dicen que ella preferiría no ser candidata y de allí que esta vez trabajará para que alguien de “su riñón” sea el candidato. En ese caso no hay tantos nombres. El principal es Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, que ha dicho en más de una oportunidad que prefiere ir por la reelección, pero él sabe que es parte del kirchnerismo y no se enfrentará a Cristina si le pide que juegue la presidencial. En caso que Axel fuera a la pelea por la presidencia, el candidato en la provincia es Martín Insaurralde, actual jefe de Gabinete, con muy buena relación con la vicepresidenta, Máximo y los intendentes de la provincia.
El otro nombre que suena es Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior, una de las mentes más lúcidas de La Cámpora y de buen trato con el PJ más tradicional. Fuera del círculo más cercano, no hay que descartar a Jorge “Coqui” Capitanich, gobernador de Chaco. Fuera del kirchnerismo más puro, no hay que olvidar mencionar a Daniel Scioli y Sergio Massa que han afirmado que jugarán en las próximas PASO.
Cristina es una militante política y está convencida que hay que cambiar las cosas para volver a ganar. Volverá hablar cada vez que lo considere necesario. Demasiado tiempo mantuvo silencio y por no ser firme con las políticas demasiado blandas del gobierno se perdieron las elecciones legislativas. Poco le interesan las operaciones mediáticas o judiciales que le hacen. De allí que dirá lo que tenga que decir: sea Emilio Pérsico, Macri o los jueces de la Corte.
Después de Perón, es la dirigente más perseguida por los poderosos. Nada la asusta. Trabajará todos los días para ganar las elecciones el próximo año pero por sobre todo para “mejorarle la vida a la gente”.
Los medios de comunicación, las redes, los jueces o el establishment económico la seguirán insultando todos los días e intentarán meterla presa pero no hará mella en ella, como no lo hicieron con Perón, quien tuvo que soportar 18 años de exilio para defender sus ideas. No se sabe si será ella la candidata a presidente en el 2023 pero de algo hay que estar seguro: trabajará día y noche para que el Frente de Todos gane las elecciones y pongo un freno a la derecha que viene a romper el país por los próximos 50 años.
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