La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner salió a responderle al poder real, a la mafia conformada por el partido Judicial, los medios hegemónicos y el establishment económico. En sus palabras finales afirmó: “No voy a ser candidata en el 2023. Pero mascota de usted, Magneto, nunca. A nada. Mi nombre no va a estar en ninguna boleta. Termino el 10 de diciembre y me vuelvo a mi casa”, dijo Cristina desde su despacho en el Senado de la Nación.
“Mafia y estado paralelo, eso es lo que está pasando en Argentina y eso es lo que me condenó a seis años de cárcel y a inhabilitación perpetua. Eso es lo que querían. Me van a poder meter presa el 10 de diciembre. Eso sí, siempre y cuando, a algún Caputo de la vida no se le ocurra financiar alguna banda de marginales me peguen un tiro, que eso es lo que quieren. Presa o muerta”.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner brindó un fuerte discurso esta tarde, tras la sentencia en la causa vialidad, que la condenó a 6 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos. “En 2023, no voy a ser candidata a nada, ya no voy a tener fueros”, anticipó al cierre de su defensa.
“No voy a someter a mi fuerza política a que la maltraten por una candidata condenada. No voy a ser candidata en el 2023. Pero mascota de usted, Magneto, nunca. A nada. Mi nombre no va a estar en ninguna boleta. Termino el 10 de diciembre y me vuelvo a mi casa”, dijo la titular del Senado, en un mensaje al CEO del Grupo Clarín.
La vicepresidenta decidió dejar de lado las apreciaciones sobre la condena y se concentró en describir “el sistema que hoy está funcionando bajo la pomposa y falsa denominación de Poder Judicial”, que quedó expuesto en la filtración de chats de un grupo de jueces, funcionarios del gobierno de la Ciudad y representantes del Grupo Clarín a la estancia Lago Escondido. “Es un Partido Judicial, una mafia, un estado paralelo”, sentenció.
Las principales definiciones:
– Tal cual lo anunciamos esta mañana, tal cual lo dijimos el 2 de diciembre de 2019, la condena estaba escrita. No es que fuéramos clarividentes o adivinos, era mucho más sencillo. Si en una causa en la cual un juez, el inefable Julián Ercolini, se había declarado incompetente y la envió a Santa Cruz; y luego 8 o 9 años después, cuando asumió el gobierno de Mauricio Macri, la resucita por una denuncia del entonces funcionario Javier Iguacel. Inclusive después de que fue analizada, juzgada y sobreseída en el sur. Está claro que cuando hace eso un juez –y no estuvo solo por fue ratificada esta conducta por todas las instancias superiores, hasta la Corte Suprema– la idea era condenarme.
– Lo raro es que la condena de hoy es por “administración fraudulenta”. Como ustedes me habrán escuchado durante los alegatos, y así lo hice mi defensa, probé que de acuerdo a la Constitución yo no tengo el manejo ni de las leyes del Presupuesto, que son aprobadas por diputados y senadores. Tampoco el Presidente administra y ejecuta el Presupuesto. Después de la reforma de 1994, quien tiene el deber jurídico de administrar y ejecutar el Presupuesto es el Jefe de Gabinete. En este juicio solo declararon como testigos y no es que quiera decir que fueron responsables.
– A lo largo del juicio se probó que ninguna de las mentiras que dijeron los fiscales Luciani y Mola en su alegato histriónico eran ciertas. A punto tal que cuando les tocó replicar cado uno de los hechos, de los documentos, de las pericias, de los testimonios que se desarrollaron durante el juicio no pudieron replicar nada.
-Esta condena no es una condena por las leyes de la Constitución o el Código Penal, esta es una condena que tiene su origen en un sistema de lawfare, también lo he llamado “partido judicial”. Pero esto es un Estado paralelo y mafia, mafia judicial. La confirmación de un sistema paraestatal, donde se decide sobre el conjunto de los argentinos por fuera de los resultados electorales.
– El presidente de la Nación hizo mención ayer en una cadena nacional. Yo estaba en Calafate y empecé a recibir mensajes sobre un sitio en el que se publicaron los chats de un conjunto de personajes sobre un hecho que tuvo lugar el 17 de octubre, son esas casualidades. Un viaje en un avión privado a la estancia de Joe Lewis, el ciudadano británico que tiene secuestrado el Lago Escondido.
-En ese viaje, viajaron cuatro jueces. Juan Mahiques, un juez de Casación puesto a dedo por Mauricio Macri, nunca concursó para su cargo. El otro era Julián Ercolini, el juez que instruyó esta causa. Mahiques es el padre del fiscal Mahiques que instruyó en esta causa también. Y el juez Yadarolla y Cassyals. Si uno mira, está todo el fuero federal. Faltaría la Cámara en lo Civil y Comercial, pero se la conoce como la “Cámara en lo Comercial y Clarín”.
-Además iban dos funcionarios del jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, su ministro de Seguridad, Marcelo D’Alessandro a quien recuerdo muy bien porque fue quien puso las fallas en mi casa, cuando sucedieron los episodios después del atentado. Además, días posteriores al atentado contra vida, hizo acciones de inteligencia sobre toda la gente que entraba y salía de mi edificio.
-D’Alessandro es además, por su cargo, quien controla a los vendedores ambulantes que van por toda la ciudad. ¿Recuerdan la banda de vendedores ambulantes que terminaron atentando contra mi vida? El otro funcionario de Larreta fue el jefe de los fiscales de la Ciudad, Juan Mahiques. Hijo de Carlos Mahiques, hermano del fiscal de la causa de Vialidad. Son la familia judicial en su máximo esplendro.
-En el propio tribunal (TOF 2) que me juzgó a mí. El camarista Hornos –quien va a tomar la apelación de esta sentencia– es el tío de la señora del presidente del tribunal (Rodrigo Giménez Uriburu) que me condenó. También recordemos que es el jugador del equipo Liverpool, donde también juega el fiscal Luciani, ¿en dónde? en la quinta de Macri. ¿Qué otro jugador hay en ese equipo? Mariano Llorens, que está en la Cámara Federal, donde siempre fallan condenándonos.
– Este es el sistema que hoy está funcionando bajo la pomposa y falsa denominación de Poder Judicial. Un Partido Judicial, una mafia, un estado paralelo. ¿Quién pagaba el avión? Era el Grupo Clarín, Magnetto, a través de sus personeros. Jorge Rendo, al que no hay político ni juez que no lo conozca, el operador todo terreno de Magnetto y el Grupo Judicial.
Nota en desarrollo