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La Plata
21 noviembre, 2024
OPINIÓN PAÍS

Con la proscripción del peronismo, la derecha propicia una vez más la vuelta de la violencia política

Por Alfredo Silletta

Cristina Kirchner como Juan Perón siempre estuvieron un paso adelante en la política argentina, a veces con buenos resultados y  otros no tanto. El lunes, como sucedió en otros momentos de su vida política, Cristina volvió a patear el tablero y anunció que no será candidata ni a presidenta ni a senadora, por lo cual podrán detenerla o mandarla a matar como sucedió el pasado 1 de septiembre.

En 1945, la oligarquía  vernácula, sus representantes políticos, el partido Judicial y las fuerzas armadas, habían decidido encarcelar a Juan Domingo Perón. La razón era simple: no toleraban que los trabajadores tuvieran salarios dignos y conquistas laborales y desde la Sociedad Rural habían estallado de ira con el Estatuto del Peón que le daba derechos al hombre de campo.

Perón es trasladado a la isla Martín García, en manos de la marina que tenía intenciones de matarlo, de allí que el coronel comenzó su estrategia para que lo sacaran de la isla y lo mandaran al Hospital Militar. Sabía que leerían sus cartas por lo cual le escribió al presidente Farrell que le diera de baja en el ejército y anunciaba que se quería ir a vivir al sur. Paralelamente, un médico amigo, el Dr. Ángel Mazza lo visitó en la isla y afirmó que estaba enfermo y debería ser trasladado a tierra. Por ultimo le escribió a Eva avisándole que “espera su retiro, y cuando salga nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos”.  Nunca sabremos si fue una estrategia para salir de Martín García o que realmente estaba cansado de tanto odio.

La historia decidió otra cosa.  El subsuelo de la Patria salió a las calles y cambió para siempre el rumbo del país. La historia es conocida, Perón llegará a la presidencia, mandará a juicio político a la Corte Suprema de Justicia, al procurador y dará las mejores leyes al pueblo trabajador, incluida vacaciones pagas, aguinaldo, salud y viviendas.

En 1955, la derecha vernácula, nuevamente agrupada dará un sangriento golpe de Estado – antes habían bombardeado Plaza de Mayo-  y Perón terminará en el exilio durante 17 años. Hicieron todo lo posible para que desapareciera el peronismo: robaron el cadáver de Evita, fusilaron militares y civiles, prohibieron el uso de la palabra peronismo, un Plan Conintes para encarcelar a miles de trabajadores, pero la lealtad siguió firme.

A Perón le iniciaron 120 causas judiciales y en 1971 todavía quedaban procesos abiertos por lo cual si regresaba terminaba en mano de los jueces y preso. Fue una de las negociaciones con Lanusse la devolución del cuerpo de Evita y el cierre de las causas judiciales abiertas, además de devolverle el grado militar.

Perón estaba decidido a volver. Cuenta  Juan Manuel Abal Medina en un reciente libro Conocer a Perón que el líder era consciente del amor de ese pueblo: “Yo no he pensado en otra cosa cada día de estos diecisiete años, y no voy a morirme sin regresar a la Patria”. Luego agregó: “Yo siento que tengo una deuda enorme con el pueblo argentino y su lealtad de tantos años, por lo que ha padecido por ser leal a nuestra causa. Lo que más deseo en la vida es poder pagar esa deuda”

Cristina Kirchner decidió patear el tablero. Clara y contundente mostró en cadena nacional la corrupción del establishment económico junto a jueces, fiscales y dirigentes de la oposición. Luego, hacia el final fue contundente y señaló que no le tiene miedo al poder real, que no será candidata. Muy buena noticia para usted, Magnetto. El 10 de diciembre de 2023 no voy a tener fueros. Podrá dar la orden a sus esbirros. Presa, sí; mascota de usted, jamás”.  Luego agregó: “Mafia y Estado paralelo, eso es lo que está pasando en Argentina y eso es lo que me condenó a seis años de cárcel y a inhabilitación perpetua. Eso es lo que querían. Me van a poder meter presa el 10 de diciembre. Eso sí, siempre y cuando, a algún Caputo de la vida no se le ocurra financiar alguna banda de marginales me peguen un tiro, que eso es lo que quieren. Presa o muerta”.

La derecha cree que ganó la guerra pero esta equivocada. Cristina puede no ser candidata, pero de ninguna manera dejará la política. El martes, luego de su contundente respuesta, fue a cenar a Ensenada con un grupo de dirigentes del peronismo bonaerense. Allí insistió que a “las mafias hay que enfrentarlas, que no hay negociación posible, que se equivocó con un candidato moderado”.

En 2019, cuando nadie lo esperaba, Cristina publicó el libro Sinceramente y fue furor en todo el país. Dos meses después, mediante un tuit anunció la fórmula Fernández-Fernández y ganó las elecciones pese a los 45 mil millones de dólares que el FMI le dio a Mauricio Macri. La idea fue original pero no funcionó como se esperaba el gobierno de Alberto Fernández. Quizás la pandemia, la guerra en Ucrania y la brutal presión de la derecha paralizó la gestión. Perón también se equivocaba, como cuando apoyó las “formaciones especiales” para obligar a Lanusse a negociar con él, creyendo que con un gobierno presidido por el peronismo, dejarían las armas.

Una vez más, un líder del peronismo ha sido proscrito. Han pasado 77 años de su nacimiento y el odio de la derecha no cesa, más bien se incrementó. Como decía John William Cooke, “el peronismo es el hecho maldito del país burgués”.

Hace 55 años atrás, los jóvenes, hijos de esas familias antiperonistas y acomodadas, decidieron un día, asqueados de tanta inmoralidad, tomar las armas y dar la vida por Perón.  Que tanto odio y egoísmo no les escupa la cara. Que la historia de la violencia política no vuelva a la Argentina por culpa de las mafias enquistadas en el poder real. Si sucede, la culpa una vez más será de la derecha antiperonista.

 

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