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La Plata
7 julio, 2025
PAÍS

Ataque a Cristina Kirchner: una secretaria de Milman reveló detalles que destruyen a su ex jefe y a Patricia Bullrich

La secretaria de Gerardo Milman que declaró el año pasado que había borrado el contenido de su celular para proteger su intimidad, se presentó sorpresivamente el viernes en Comodoro Py y pidió dar testimonio por tercera vez en la causa sobre el intento de asesinato de Cristina Kirchner, ocurrido el 1ro. de septiembre del año pasado.

Allí reveló, entre otras cosas que en realidad no había vaciado el teléfono por voluntad propia, sino que la llevaron a las oficinas de Patricia Bullrich, donde un perito se dedicó durante cuatro horas a eliminar todo lo que había en su aparato, el de otra asesora y el del diputado de Juntos por el Cambio, que todavía era jefe de campaña de Patricia Bullrich.

Según precisa hoy la periodista Irina Hauser en Página/12, ese mismo día, horas antes, CFK había anunciado que recusaría a la jueza a cargo de investigar el atentado, María Eugenia Capuchetti, y ponía el foco en la falta de avances en la “pista Milman”, uno de los posibles caminos para rastrear si hubo algún autor/a intelectual del disparo que de milagro falló.

La testigo en cuestión es Ivana Bohdziewicz, una de las colaboradoras que estaban con Milman en el bar Casablanca cuando otro funcionario del Congreso lo escuchó decir “cuando la maten, yo estoy camino a la costa”, dos días antes del atentado.

La otra que estaba allí es Carolina Gómez Mónaco, la ex miss Argentina que en 2017 fue nombrada -pese a su falta de antecedentes-, para dirigir la Escuela de Inteligencia del Delito de la gestión Bullrich-Millman en el Ministerio de Seguridad.

Ivana fue echada de las oficinas de Milman a comienzos de enero, pero su compañera sigue ahí. Desde hacía varios días que quería declarar ante el fiscal Carlos Rívolo, que tiene delegada ahora la causa. En su nombre se presentó el martes pasado un abogado con la petición formal para declarar, pero le dijeron que el fiscal estaba por tomar licencia, y que les parecía conveniente esperar a su vuelta. El miércoles le llegó una citación para el 10 de mayo.

Justo había reaparecido Gómez Mónaco después de tres meses, con mensajes donde le preguntaba cómo estaba y le decía, en tono de amiga, que quería verla. Cuando aún el escrito donde Bohdziewicz solicitaba ampliar su testimonio no estaba cargado en el sistema de tribunales, Gómez Mónaco le habría empezado a mandar mensajes ya en otro tono, y como si se hubiera enterado de su pedido a la fiscalía: “¿Ahora qué querés declarar?”.

Le advirtió que un tal “Diego”, que sería un abogado cercano a Bullrich, estaba pidiendo explicaciones y le reenvió un audio de él. Este hombre es quien, al parecer, las asesoró desde que fueron convocadas a dar testimonio. “No me traiciones”, le habría advertido también su ex compañera.

Bohdziewicz entendió todo esto como una intimidación, no quiso esperar más y fue directo a Comodoro Py, a la mesa de entradas de la fiscalía. Le dieron algunas vueltas, pero al final le tomó el testimonio la fiscal Alejandra Mangano, que subroga a Rívolo en estos días. A ella le dejó los mensajes y audios en cuestión para que sean analizados.  

Ambas asesoras, Bohdziewicz y Gómez Mónaco, habían declarado por primera vez el 26 de octubre del año pasado. Al comienzo fingieron no recordar haber estado en Casablanca, un restaurante emblemático de la esquina del Congreso, pero de pronto les volvió la memoria cuando les mostraron los videos que las mostraban ingresando al lugar con Milman en la fecha y a la hora señalada por el testigo, que había aportado su relato un mes antes.

Luego tuvieron contradicciones sobre si se había hablado o no de un viaje del diputado a Pinamar, que efectivamente existió. Pese a la insistencia de la querella de Cristina Kirchner, la jueza Capuchetti y el fiscal Rívolo no les secuestraron sus celulares en ese momento. Esto recién se concretaría en diciembre, después que la Cámara Federal le diera la razón al reclamo de la vicepresidenta.    

De acuerdo a la nueva declaración de Bohdziewicz, según allegados a la causa, el 10 de noviembre del año pasado se juntó a tomar un café con Gómez Mónaco y hablaron de la cuestión de los celulares y la posibilidad de que finalmente se los secuestren.

Carolina habría intentado asustarla con el argumento de que violarían su intimidad y revisarían su vida personal y le dijo –según la declaración– que irían a ver a  Milman. El diputado las esperaba en unas oficinas que Ivana atribuyó a Bullrich, lo que tendría lógica porque las situó en Avenida de Mayo al 900 y es precisamente en el número 953 de esa calle donde están las oficinas del Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad (IEES), la fundación que la precandidata maneja. y a través de cual se la acusa de haber desviado fondos para su campaña. 

Allí, de acuerdo al relato, llegaron cerca de las tres de la tarde y se quedaron cuatro horas. Las esperaba Milman con un perito informático que sería de confianza de Patricia Bullrich (aunque ella no estaba). Les pidió los aparatos a los tres y se dedicó durante todo ese lapso a borrar el contenido.  Bohdziewicz dijo que su teléfono tenía información personal y de la oficina, pero que no sabía qué tenían los del diputado y Gómez Mónaco.

Mientras eso sucedía, el abogado, al que llamaban “Diego”, participaba por teléfono en altavoz. Uno de los temas que deliberaron tenía que ver con que a Gómez Mónaco le habían dado un celular nuevo que no estaba a su nombre, y le advirtieron que debía desconectarlo y no entregarlo a la justicia. El perito les habría indicado comprar nuevos aparatos y evitar registrar cuentas personales para que no se descargue ningún “backup” de información que pudieran tener almacenada.

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