En el medio del escándalo que estalló en los últimos días por la supuesta compraventa de candidaturas en La Libertad Avanza -que Javier Milei intentó desmentir, pero terminó confirmando-, apareció la diputada de la Coalición Cívica, Mónica Frade, quien le confesó a Viviana Canosa que el segundo lugar en la lista de concejales en el conurbano bonaerense “se reserva para el que pone la plata”.
Aunque la legisladora aclaró de entrada que no tenía forma de probar lo que decía, terminó explicando que en Juntos por el Cambio también aparecieron personajes en las listas que nadie podía justificar, y lo atribuyó a sus “contribuciones”.
El hecho el que lo que debería ser un escándalo, ya que se supone que los candidatos van en las listas por un tema de representatividad y no de poder adquisitivo, empieza a tomarse con total normalidad.
No deja de ser llamativo que la presunta indignación que mostró Canosa para con Milei, ahora parece ser aceptada como una práctica común en la política. De mínima, el fiscal que investiga al referente ultralibertario debería incluir a la diputada Frade en la lista de testigos.
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