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26 noviembre, 2024
PAÍS

La tienda Zara cambia de manos en Argentina y Uruguay, pero algunos operan para reflejar que el país es un desastre

Por Eduardo D’Argenio.- Días atrás, los medios hegemónicos y referentes de la oposición pusieron el grito en el cielo para volver a transmitir la idea de que el nuestro es, por poco, el peor país del mundo. Esta vez fue ante el anuncio del gigante español Inditex, dedicado al negocio de tiendas departamentales, dueño de la cadena Zara, de que dejaría Argentina, por lo que aprovecharon para asegurar que la decisión del grupo empresarial obedecía a la situación económica local, sobre todo por las dificultades que genera el cepo cambiario.

Sin embargo, en el colmo de la mala fe, el cinismo y el ocultamiento de la verdad completa, no casualmente se “olvidaron” de señalar que la misma operación también incluye a Uruguay, es decir, el país que genera la admiración y envidia de la derecha vernácula.

A través de un comunicado, Inditex informó que alcanzó un principio de acuerdo con Regency Group, para transferir la gestión de las operaciones de sus marcas en la Argentina y Uruguay, aunque se aclaró que esa tradicional marca de ropa continuará funcionando a través de un contrato de franquicia.

“Las 11 tiendas de Zara en la Argentina seguirán abiertas, y la totalidad de la plantilla continuará sin cambios”, precisaron desde la firma propiedad del Amancio Ortega, una de las 20 personas más ricas del mundo, con un patrimonio valuado en más de 70 mil millones de dólares. Dicho en otras palabras, la movida empresarial no significa que la marca abandone el país, tal como se encargaron de (des)informar maliciosamente los medios, que omitieron nombrar al país vecino.

De esta manera, se garantizó que la compañía sumará a su equipo la totalidad de la plantilla de colaboradores de Inditex en Argentina y Uruguay, que supera el millar de personas. En Uruguay tiene 4 tiendas.

La nueva responsable de la cadena en el país es la misma que, el año pasado, tomó el manejo de Nike. El grupo, de origen panameño, opera hace más de 20 años marcas de Inditex como Stradivarius y Bershka; además de Converse, Forever 21, Under Armour y Aeropostale.

El conglomerado está presente en 13 países de América latina, tiene más de 5.000 empleados, aproximadamente 400 tiendas en la región y una facturación anual de 300 millones de dólares. Algo más: esta operación no implica ningún cambio para el consumidor argentino, ya que la cadena de tiendas seguirá en funciones, pero con nuevo dueño.

“Cuando se complete la operación, continuarán ofreciendo sus prendas de moda de calidad y su apuesta por un excelente servicio al cliente en ambos países”, indica el comunicado de la empresa.

Sin embargo, para el diario La Nación, este traspaso de manos representa el drama que significa vivir en Argentina. Basta con analizar el título con que el diario de los hermanos Saguier hizo referencia al tema: “Mala señal: por qué uno de los hombres más ricos del mundo dejó de hacer negocios en la Argentina”.

En el artículo, firmado por el periodista Alfredo Sainz, se llega al extremo de afirmar de manera irresponsable que “si bien no hubo una comunicación oficial, en el mercado dan por descontado que detrás de esta decisión se encuentra el cepo”.

En esa dirección se subraya que “las dificultades para acceder a los dólares que administra el Banco Central tuvo un doble impacto en el negocio de Inditex en la Argentina. La principal fue que el cepo les impidió llevar adelante su modelo comercial basado en la flexibilidad y la capacidad de respuesta”, y que “las operaciones son imposibles de llevar adelante en un país en el que para concretar cualquier importación hay que esperar meses para lograr la aprobación de la Secretaría de Comercio y acceder a los dólares que administra el Banco Central”.

Para completar el tétrico panorama, se afirma que “la otra cara del cepo es que las dificultades para acceder a los dólares también se sienten a la hora de girar divisas al exterior. El negocio de Zara en Argentina casi siempre fue rentable, pero para los españoles de Inditex se les hizo cada vez más difícil poder convertir los pesos que ganaban en la Argentina en euros para girar a su casa matriz, rematando con “que uno de los hombres más ricos del mundo decida dejar de invertir en la Argentina definitivamente no es una buena señal para el mundo de los negocios”, se sinceró un empresario argentino.

 

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