La derrota de Juntos por el Cambio en Córdoba capital los dejó nocaut, y surgieron los pases de factura

Rodrigo de Loredo volvió a sufrir una dura derrota a manos del peronismo cordobés: por segunda vez perdió la elección en la capital de la provincia, aunque el resultado del último domingo representó una caída que impactará en toda la oposición. Daniel Passerini le sacó una diferencia de 50 mil votos, y la cosecha personal de De Loredo fue menor que la que tuvo Luis Juez hace un mes en la ciudad de Córdoba.

Y todo fue más notorio todavía, teniendo en cuenta que la fiesta que Juntos por el Cambio había preparado en Córdoba iba a tener trascendencia nacional: el plan era mostrar a De Loredo abrazado por Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, y rodeado de los jefes de Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo, Martín Lousteau y Emiliano Yacobotti, estos dos últimos, además, sus jefes en Evolución, el bloque de diputados que conduce el cordobés.

Pero, como bien se sabe, no sólo no se pudo llevar adelante ese (ficticia) foto de la unidad, sino que la derrota tuvo tal contundencia, que equivale a un verdadero nocaut.

Según destaca el portal LaPolíticaOnline, a pesar de que en los últimos días las encuestas comenzaron a registrar un panorama de “paridad”, la expectativa opositora era tener esa foto potente y copar las portadas de los diarios del lunes. Pero la diferencia final fue de casi 8 puntos, un contundente respaldo a la gestión municipal que encabeza el ahora gobernador electo Martín Llaryora.

De Loredo prefirió no prolongar la agonía y entregó la elección sin que hubiese un solo dato oficial cargado. Allí, en un estado próximo a la depresión, pero sin quebrarse, intentó hacer una broma ante la conducción de Juntos por el Cambio: “Los hice venir al pedo”, dijo, lo cual fue un reconocimiento al error de haber querido armar la fiesta antes de tiempo.

Poco después, el propio Llaryora retrucaría la fallida nacionalización de la elección que intentó De Loredo: “Que no nos vengan a explicar qué hacer los pituquitos de Recoleta”, dijo, en el marco de los festejos por el triunfo de su viceintendente.

Además del acompañamiento de “los tanques nacionales del PRO” -Bullrich, Rodríguez Larreta y Mauricio Macri-, la prolongada campaña de De Loredo contó con recursos materiales imposibles de calcular. Se notó en todos los flancos: cartelería en vía pública, radio y TV, y particularmente en redes sociales, con un despliegue publicitario pocas veces visto en un candidato opositor.

“Las encuestas fallaron, pero al revés”, dijo De Loredo desmarcándose de un resultado que tiene su impronta personal, una derrota de la que es dueño. Sus socios ya le pasaban varias facturas: haber quitado la marca Juntos por el Cambio de la estética de campaña; no haber tenido una estrategia territorial para contrarrestar al peronismo en los barrios populares; haber armado una lista de concejales que no contempló la derrota, y haber minimizado la crisis que significó la presencia de dos candidatos a concejales con familiares investigados en causas de narcotráfico.

Los números finales son contundentes: con todos los recursos y la lapicera de la oposición a libre disposición, De Loredo sumó 262 mil votos, 15 mil menos de los que cosechó que Luis Juez en la ciudad de Córdoba hace un mes, durante la elección provincial.

En comparación con la elección de 2019 el número también es negativo para el de Evolución: en aquel comicio, De Loredo, con el sello de la UCR, logró 135 mil votos, mientras que Juez juntó 152 mil. La suma del universo Cambiemos fue de 284 mil. En otras palabras: en 2023, con la coalición unida tras su candidatura, el aval de los popes de Juntos por el Cambio, un número infrecuente de recursos para una campaña opositora y una expectativa real de triunfo, De Loredo rompió el piso del espacio en 2019.

De esta manera, con el resultado, De Loredo se suma a la lista de opositores derrotados por el peronismo: allí están Ramón Mestre, Mario Negri, Oscar Aguad y Luis Juez. En el horizonte no asoma ningún nuevo liderazgo que le haga sombra a Martín Llaryora y su “partido cordobés”, marca de la aspiradora de dirigentes que el próximo gobernador encendió el domingo a la noche, apenas De Loredo reconoció la derrota.