El Tribunal a cargo del juicio oral por los Cuadernos adulterados, no quiere que se hagan más pericias que dejen en evidencia que se trata de una causa armada desde un primer momento, tal como terminó de demostrarse en los últimos días.
Los jueces Fernando Canero, Enrique Méndez Signorini y Germán Castelli (designado a dedo por Mauricio Macri), instaron al juez Marcelo Martínez de Giorgi para que se abstenga de producir cualquier tipo de prueba como las pericias caligráficas que confirmaron que los cuadernos fueron adulterados por el ex policía Jorge Bacigalupo, y que las partes escritas por el chofer Oscar Centeno fueron dictadas o copiadas.
Según precisa hoy el periodista Ari Lijalad en El Destape, se trata de un apriete a un juez federal que produjo pruebas que pueden hacer caer todo el caso Cuadernos. Y un hecho más que insólito: esos jueces del tribunal no son los superiores de Martínez de Giorgi, pero como se vieron expuestos por las pericias que destrozan la acusación, reaccionaron con esta maniobra que lo único que hace es exponer más la orfandad de argumentos con la que llegaron a esta instancia.
Martínez de Giorgi ordenó las pericias porque tiene a cargo una causa iniciada por el empresario Armando Loson, en la que acusó al ex policía Bacigalupo de falso testimonio. Estaba la sospecha de que había adulterado los cuadernos, lo que ahora, gracias a las pericias de la Policía Federal, se confirmó.
Esa pericia fue negada sistemáticamente por todos los jueces de Comodoro Py que intervinieron en el expediente original del caso Cuadernos, que está elevado a juicio oral. Ahora los jueces que tienen a cargo ese juicio oral le quieren imponer a Martínez de Giorgi que en esa otra causa no investigue más, por la simple y sencilla razón de que se les caería el juicio oral a pedazos.
Una pericia caligráfica de la Policía Federal confirma que Bacigalupo, que fue quien le entregó los Cuadernos al operador periodístico del diario La Nación, Diego Cabot, se encargó del adulterar varias de sus páginas. Y por si quedaban dudas, una pericia lingüistica de la UBA demuestra que las partes escritas por el chofer Oscar Centeno fueron dictadas o copiadas.
Por estas razones, Cristina Kirchner pidió que esas pericias se incorporen al expediente que está elevado a juicio oral. Pero los jueces del tribunal no quieren saber nada, y ahora ordenan que no se hagan más pericias.