En una muestra más de su desesperación por sumar votos a una semana de las elecciones, Patricia Bullrich dio un último manotazo de ahogada, con la clara intención de contener el voto larretista de cara al próximo domingo: anunció que su ¿ex? enemigo interno, Horacio Rodríguez Larreta, sería su jefe de Gabinete en el caso de ser electa presidenta.
Con un abrazo incómodo y unos pocos elogios sobre su capacidad de “gestión”, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio buscó de esta manera incorporar formalmente a Larreta a su armado y ofrecer al electorado una imagen de unidad después de una interna tan feroz como la que protagonizó con el jefe de Gobierno porteño.
“Para lograr que el cambio sea posible, con ejecución rápida y eficiente, he convocado a Horacio Rodríguez Larreta para que me acompañe como jefe de Gabinete de ministros”, anunció en lo que puede ser interpretado como un auténtico golpe de efecto que busca llegar, como sea, al ballotage.
“Hay una sola fuerza política capaz de llevar adelante el cambio, que debe tener el poder suficiente para consolidarse y no tener extorsiones y aprietes”, sostuvo Bullrich, escoltada por su candidato a vice, Luis Petri, y Rodríguez Larreta.
“Con su capacidad de gestión, con sus atributos, estamos sumando (a Horacio) a un equipo que le va a dar al gobierno la capacidad de que este cambio la gente lo pueda ver en la realidad. No es un cambio abstracto, es un cambio que van a poder verlo desde el 10 diciembre”, destacó la candidata presidencial.
Al momento de tomar la palabra, Larreta le agradeció la “oportunidad”. “Es un orgullo para mí seguir siendo parte. La elección fue un golpe, pero hay que seguir adelante. Estoy convencido de que mi misión es sacar adelante la Argentina”, agregó el jefe de Gobierno porteño, quien, en las PASO, había perdido 11 a 17 puntos la interna con Bullrich.