El 2 de diciembre próximo, Mauricio Macri y Juan Román Riquelme, dos de los personajes más destacados de las últimas décadas en Boca, competirán en las urnas en una de las elecciones más picantes y relevantes que se recuerden.
Más allá de que resta la confirmación oficial, ya es un secreto a voces que el ex presidente irá como número dos en la fórmula que encabezará su ex ministro de Modernización, Andrés Ibarra, en la lista opositora.
La derrota del equipo xeneise el último sábado en la final de la Libertadores frente al Fluminense de Brasil, fue la señal que estaba esperando Macri para lanzarse de lleno a la búsqueda de recuperar un lugar relevante en la política del club.
“Desmiento que a Mauricio Macri le hayan pedido que sea candidato a presidente. Estamos en plena discusión de las listas y los roles. Yo voy a ser el candidato a presidente de Boca. Hay respaldo absoluto a mi candidatura o en la lista de unidad que estamos buscando”, había declarado Ibarra en los últimos días.
Hay que tener en cuenta que el martes 14 de noviembre es la fecha límite para que las distintas agrupaciones presentes las listas para los comicios del club.
El anuncio oficial podría darse a conocer el próximo lunes después de que Boca reciba a Newell´s en la Bombonera, mientras que, según trascendió, Jorge Reale podría sumarse para armar un frente opositor y también podría estar Mario Pergolini, pero no en la fórmula principal.
Es sabido que el ex presidente tiene una obsesión por Boca, y está dispuesto a hacer lo que sea para recuperar el club en el que desembarcó a mediados de los ‘90 y que lo catapultó primero a la Jefatura de Gobierno porteño y después a la Presidencia.
El enfrentamiento con Riquelme, que se remonta a 20 años, tiene tintes políticos, ideológicos, pero también personales, con cuentas pendientes que vienen de la relación dirigente-jugador, en una lucha que arrastró al barro hasta la interna del plantel, al mismo técnico Carlos Bianchi y hasta al Topo Gigio.
Los dos continuaron la pelea durante años, con frases por elevación, críticas implícitas y mensajes directos. Desde Román acusándolo que usó al club como plataforma política para ser presidente de la Nación, a Macri pegándole por sus manejos del fútbol. Entre los dos hubo de todo, menos amabilidades.
Un dato no menor es que, de vencer en estas elecciones, el propio Macri sumaría un nuevo “poderoso” dentro de los cinco grandes del fútbol argentino, ya que Independiente es dirigido por una de los representantes del ala dura del macrismo a nivel nacional: el ex intendente de Lanús, Néstor Grindetti, quien está a cargo de Independiente, aunque con varias críticas por las diferentes licencias que se tomó para enfocarse en su -ya caída- intención de gobernar la Provincia de Buenos Aires.
De ser así, con dos equipos de los denominados “grandes” el juego del macrismo en el poder sumaría una nueva espada para tratar de avanzar con el deseo máximo de Mauricio Macri y su más grande obsesión: la creación de la Sociedad de las Anónimas Deportivas. Otra de esas patas está diagramada en varios medios de comunicación en los que el ex presidentetiene tentáculos.
De esta forma, ya resuelto todo el gran problema “interno” entre la derecha más acérrima que decantó en la absorción de Macri del espacio de la Libertad Avanza, ahora el ex mandatario busca resolver las dos elecciones que más le interesan: la nacional y, por supuesto, Boca.