“Los socios de Boca entendieron lo que no entendió el país. No era tan difícil”. Así, en pocas palabras, un allegado a Juan Román Riquelme transmitía anoche de manera contundente la dimensión política que significó la paliza electoral que le propinó el ídolo xeneixe a Mauricio Macri, por lo que se convirtió en el nuevo presidente de la institución.
Es sabido que, más que las cuestiones partidarias o incluso ideológicas, el verdadero interés en la vida de Macri pasa por el fútbol, pero no precisamente por su amor al deporte, sino porque lo ve como el vehículo imprescindible para hacer negocios.
Por eso mismo, la durísima derrota que sufrió ayer no fue una caída más, sobre todo teniendo en cuenta que cayó derrotado por primera vez como integrante de una fórmula a lo largo de su trayectoria como dirigente deportivo.
Es que el fracaso del ex presidente en estos comicios fue absoluto: se metió como vice en la lista, secundando a Andrés Ibarra, maniobró en la justicia para postergar y condicionar la elección a través de sus jueces amigos, arrastró al mismísimo Javier Milei a la pelea, y terminó perdiendo por escándalo. Como si fuera poco, ni siquiera concurrió a votar: tuvo la excusa perfecta al argumentar que no podía postergar su viaje a Arabia Saudita para presenciar la definición del Mundial de Clubes 2023.
“Para Mauricio, ésta es una durísima derrota personal. Él era candidato y pierde uno de los últimos lugares que le quedaban para hacer negocios y política”, explicó en las últimas horas un dirigente que lo conoce bien.
La única aparición pública de Macri durante las nueve horas en las que se desarrollaron los comicios fue minutos después de que Milei recibiera insultos y abucheos de parte de un grupo de socios de Boca antes, durante y después de su votación. Detractor de Riquelme y su gestión “populista”, el flamante presidente hizo público su respaldo hacia la fórmula Ibarra / Macri.
“Qué vergüenza ver imágenes de señores que dicen ser hinchas de Boca, cuando en realidad son tremendos maleducados y no espontáneos, insultando al presidente de la República en vez de festejar que vaya a votar por el futuro de nuestro querido club. Lo que vimos, lamentablemente, es lo que viene pasando hace cuatro años con Boca. Espero, por el futuro y el bien de nuestro club, que hoy termine y cambie de una buen a vez”, deseó, sin éxito.
En otras palabras, ayer se llegó al absurdo de que Milei le puso el cuerpo a una derrota que hasta el propio Macri buscó eludir con su viaje a Arabia Saudita.
Según el portal LaPolítcaOnline, Milei reaccionó indignado cuando le confirmaron que Riquelme se imponía por paliza. El libertario no podía creer que Macri, luego de insistirle para que vaya a votar en un intento desesperado por dar vuelta una caída que anticipan las encuestas, decidiera él mismo no ir a votar, dejándolo expuesto como la cara más visible de la derrota.
Muy enojado, Milei llamó anoche a Macri, que ya estaba en el continente asiático, para reprocharle que no hubiera ido a votar, que no haya puesto la cara en su propia elección.
Avanzada la noche y cuando quedó claro que Riquelme se imponía a la fórmula encabezada por Andrés Ibarra y Mauricio Macri por más de 20 puntos diferencia y se convertía en el presidente más votado en la historia del fútbol argentino, la bronca del entorno de Milei hacia Macri crecía exponencialmente.
Pero más allá de la sinuosa actitud de Macri, el equipo de Milei es el único responsable de haber expuesto al Presidente a un entorno hostil, a la posibilidad de una derrota política a una semana de asumir y a la imagen desaprensiva de un líder que elige priorizar una pelea de club por sobre la visita a los afectados por la tragedia de Bahía Blanca, que la postergó para después.
Y como si fuera poco, con el resultado de ayer para Macri se desvanece su obsesión para transformar a Boca en una sociedad anónima, como así también la mudanza de la Bombonera, con el aporte de capitales árabes.
Por eso, la frase “los socios de Boca entendieron lo que no entendió el país. No era tan difícil”, sintetiza que, a la hora de elegir quién conducirá el club por los próximos cuatro años, los hinchas supieron priorizar lo que es el amor a la institución y, a diferencia de lo que ocurrió en el balotaje del 19 de noviembre, no se dejaron engañar por espejitos de colores.