Javier Milei cumplió con la promesa que le había hecho a Mirtha Legrand hace dos meses, cuando le dijo que si era electo presidente visitaría nuevamente su programa. Anoche, acompañado por su ministra de Seguridad, Patricia Bullirch, el mandatario asistió a la mesaza para defender el salvaje programa de ajuste y cuestionar a quienes protestan. “Se quejan porque pierden sus privilegios”, dijo, al tiempo que aseguró que los cacerolazos estaban “prearmados”.
“Es cierto que no hay plata?”, fue la primera pregunta que la hizo Mirtha, y que obviamente se convirtió en un centro perfecto a Milei, para reiterar su discurso sobre el déficit heredado y volver a criticar la idea de que “donde hay una necesidad, nace un derecho”.
Bajo esa premisa, sostuvo que la Argentina tiene “indicadores sociales peores que en el 2001”, que “están dadas todas las condiciones para la peor crisis de la historia” y que por esa razón se vieron “obligados a hacer el ajuste”. Para tamizar las malas noticias, en un cálculo forzado, señaló que los recortes no afectan “al sector privado” sino que “el 60 % cae sobre el sector público”.
En cuanto a la disputa con los gobernadores por el Impuesto al Cheque y el Impuesto a las Ganancias, afirmó: “No le voy a coparticipar el impuesto al cheque a las provincias”, sobre un pedido que le realizaron en los últimos días varios mandatarios. “Si las provincias no quieren reinstaurar el Impuesto a las Ganancias, vamos a bajarles más las transferencias [discrecionales]”, amenazó el mandatario.
Sobre las protestas de los últimos días, Milei afirmó que los cacerolazos “estaban prearmados”, y preguntó: “¿Cómo hicieron para leer tan rápido el decreto?”. “Se quejan porque pierden privilegios”, dijo, y agregó: “Si hay gente que tiene síndrome de Estocolmo y adora a sus captores, no es una conducta normal. Usan a la gente como escudo de sus privilegios”, acusó, sin especificar a quiénes se refería.
Consultado sobre qué va a hacer con la Televisión Pública, el presidente dijo que “hay que cerrar todas las empresas del Estado. El Estado no tiene que participar de la economía”. “El otro día estaban enojados los de Télam. Bueno, le podemos dar la empresa a la gente, a ver qué hacen, que lo manejen ellos”, amenazó. Y ponderó que el DNU incluya una “cláusula anti boicot” para que “los gremios no traben el traspaso”.
Milei aseguró que otra de las grandes disputas de su gobierno es el conflicto cultural y moral. “Hemos empezado a ganar la batalla cultural. La esencia de la decadencia argentina es cultural, y también moral”, resaltó, y puso como ejemplo la famosa frase de Eva Perón que establece que “donde existe una necesidad nace un derecho”.
“La justicia social es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley”, sostuvo Milei, y argumentó: “Las necesidades son infinitas y los recursos son finitos. En economía lo resolvimos vía el mercado, que se ha probado que es el mejor mecanismo”.
Bullrich, por su parte, hizo una cerrada defensa del decreto: “Ahora van a poder elegir su obra social, ahora van a tener remedios más económicos, ahora van a poder mandar a sus hijos al colegio y van a tener garantizada la escencialidad de la educación”, halagó.
“La gente tiene miedo a que nosotros retrocedamos”, lanzó la ministra de Seguridad. “No, tienen miedo a un enfrentamiento entre argentinos. Los cacerolazos existieron”, la corrigió MIrtha Legrand.
Sobre sus “diferencias” durante la campaña (la acusación de “guerrillera tirabombas” y “peligro para las familias porque propone vender órganos”, entre otras delicadezas intercambiadas), Bullrich las minimizó, y lo atribuyó a “alguien que metió la cola en las redes”. “Ahí se generó una desconfianza, parecía que nos estábamos atacando, pero en la escencia estamos en un 100 por ciento de acuerdo”, justificó.