Luego que la Justicia de Comodoro PRO dictó el fin de la causa de Lago Escondido que involucraba a funcionarios macristas, directivos de Clarín y jueces, ahora dictó la falta de mérito para los acusados de la causa conocida cómo Gestapo antisindical, que involucraba al gobierno de María Eugenia Vidal y a espías de la AFI contra dirigentes sindicales.
La falta de mérito fue aplicada para el exministro Villegas, el exsecretario de Justicia Adrián Grassi, el senador Juan Pablo Allan, el exintendente de La Plata, Julio César Garro. También recibieron falta de mérito los exAFI Darío Alberto Biorci, Juan Sebastián De Stefano, Diego Dalmau Pereyra, Roberto Gigante, y los empresarios Marcelo Jaworski, Ricardo José Alconada Magliano, Guillermo Federico Moretto, Jorge Oscar Del Río, Fabián Rolando Cusini y Bernardo Luis Zaslascky.
El juez Martínez De Giorgi dispuso la falta de mérito para los involucrados y ordenó una serie de medidas de prueba, como profundizar sobre las causas contra “Pata” Medina. También dispuso reclamar a la AFI información sobre el hallazgo del video que reveló la reunión en el Banco Provincia de la Capital Federal en 2017. El magistrado apunta a determinar cómo apareció ese video.
La decisión fue adoptada tras el fallo de la Cámara Federal de agosto pasado que determinó anular todos los procesamientos en la causa en la que se investigaba la persecución a dirigentes y funcionarios opositores durante el gobierno de María Eugenia Vidal entre 2015 y 2017, al frente de la provincia de Buenos Aires.
En un fallo dividido, la Cámara había planteado que hubo una “deficiente” valoración de la prueba, además de ser “difusas y debatibles” todas las muestras recabadas sobre la reunión filmada en donde participaron funcionarios bonaerenses.
Ahora, el juez Martínez de Giorgi dispuso que tras “un razonado análisis del material probatorio incorporado al legajo y con base en los lineamientos impartidos por la Sala 2 de la Cámara de Apelaciones del fuero, este tribunal dispondrá en autos la falta de mérito para procesar o sobreseer” a los acusados.
La investigación del juez Kreplak que no hay que olvidar
Merece recordarse que la causa de la Gestapo antisindical y los procesamientos por parte del juez federal Ernesto Kreplak se debieron a un video encontrado en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) donde funcionarios de Vidal se reunían con empresarios para “armar” causas contra dirigentes sindicales. La causa fue bautizada de esa manera luego que el ministro de Trabajo de Vidal dijera “Si yo pudiera tener -y esto te lo voy a desmentir en cualquier parte-, si yo pudiera tener una Gestapo, una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios, lo haría”.
La resolución del juez federal Kreplak había sido contunde y además de procesar a los presentes, había pedido avanzar sobre la gobernadora Vidal y funcionarios nacionales del gobierno de Mauricio Macri.
Los procesados en aquel entonces fueron el exministro Villegas; el intendente Garro; el exsubsecretario de Justicia bonaerense Adrián Grassi; el senador provincial de Cambiemos Juan Pablo Allan y los exdirectivos de la AFI Juan Sebastián Destéfano (Asuntos Jurídicos), Diego Dalamu Pereyra (Contrainteligencia) y Dario Biorci (exjefe de Gabinete de la subdirección de la AFI). A todos los procesados el juez les trabó embargos por 10 millones de pesos, mientras que en la misma resolución dispuso la falta de mérito para el exministro de Planificación bonaerense Roberto Gigante y para los empresarios que participaron de la reunión del Bapro.
La causa había comenzó a partir del hallazgo de archivos digitales de la AFI, y en especial de la reunión grabada en el banco Provincia con ministros provinciales, agentes de la AFI y empresarios para organiza causas armadas contra dirigentes sindicales.
En aquella reunión celebrada el 15 de junio de 2017, al entonces ministro de Trabajo de Vidal se le escuchó decir: “Créeme que, si yo pudiera tener, y esto te lo voy a desmentir en cualquier parte, si yo pudiera tener una Gestapo (la policía política del nazismo), una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios, lo haría”.
En el fallo, de casi 250 páginas, el magistrado describe las maniobras que se le atribuyen a los procesados que habrían llevado a violar la ley de Inteligencia y a que se dictaran fallos judiciales arbitrarios en perjuicio del sindicalista de la Uocra platense.
Kreplak hizo un repaso de las constancias de la investigación adicionales al video: la agenda de Villegas donde constaban una serie de reuniones con personas idénticas a las que participaron de la reunión del Bapro; el cruce de llamados coincidente con la corroboración de la hipótesis delictiva; las tareas de inteligencia “de campo” llevadas a cabo por espías sobre Medina y su entorno; y el acceso a bases de datos para la elaboración de informes de espionaje. Por eso, lo más relevante respecto a la proyección del fallo es que debe profundizarse la pesquisa sobre las autoridades políticas nacionales (dentro de la órbita de Macri), provinciales (Vidal) y de la AFI (con el dúo Arribas-Majdalani más comprometido). “Se advierte que la decisión de avanzar con la estrategia de judicialización desplegada podría haber sido tomada o bien autorizada en los niveles superiores de los gobiernos nacional y provincial y que, asimismo, podrían encontrarse involucrados otros miembros de esos gabinetes de gobierno que no han sido hasta ahora mencionados”, señaló Kreplak. Un dato. De las comunicaciones surgen contactos de Villegas y de De Stéfano hacia el juez federal de Quilmes Luis Armella, que tenía la causa principal contra Medina. Más temprano,
Kreplak había rechazado los pedidos de la defensa, principalmente de los ex AFI que querían que el caso pasara a Comodoro Py. El juez hizo referencia a que la mayoría de las actividades ilegales desplegadas se dieron en territorio bonaerense. También desechó la posibilidad de que el video donde quedó registrada la reunión no pudiese haber sido considerado como prueba válida.
“Se advirtió que durante el desarrollo de la reunión, no sólo se instó a los empresarios presentes a que formularan denuncias, y se los instruyó respecto de cómo y dónde debían hacerlas, con la garantía de haber ´chequeado´ con funcionarios judiciales que ´eso va a funcionar´, como se desprende de las transcripciones que contiene la denuncia inicial, sino que se planteó una estrategia que implicaba un ´accionar múltiple´ para avanzar hacia el objetivo de involucrar en procesos penales”, señaló uno de los párrafos centrales con la confirmación de la maniobra delictiva. “No existió autorización o requerimiento judicial para la realización de esas tareas ni para la intervención de la AFI en ningún aspecto de la investigación”, concluyó.
El juez cuenta con lujo de detalle cómo se organizó la reunión en la sede porteña y el rol de las autoridades del banco, los agentes de la AFI y el rol del intendente Julio Garro. De los extractos de las conversaciones, dice el juez, se desprenden dos menciones de especial interés: una, el rol de Garro como a quien debían invocar quienes llegaran y como quién comunicó al Banco que un día después del 15 no se iba a usar el salón. Otro, el rol de Soledad Borsani, responsable de la Coordinación General Unidad Gobernador. Ella aparece como quien se había encargado de transmitir la reserva del salón. Para Kreplak, Garro “quien recordemos, había concurrido el día 13 de junio en la AFI, estuvo de algún modo involucrado en la organización del evento”. Y la presencia de uno y de otra, dice, muestran, una vez más, la “intervención de los distintos estamentos gubernamentales” con la estrategia de judicialización.
Por último, afirma: “Ha sido corroborado por otros medios, un elevado nivel de coordinación entre autoridades jerárquicas de los poderes ejecutivos nacional, provincial -de Buenos Aires- y municipal -de La Plata-, que incluyó también a un Senador provincial de Buenos Aires, probablemente en su doble rol de miembro del Consejo de la Magistratura provincial”, señaló. Y remarcó: “Esta coordinación supondría en sí misma la existencia de órdenes o autorizaciones incluso a niveles superiores de esas instancias de gobierno, porque no es razonable ni acorde a la experiencia suponer que esa cantidad y nivel de funcionarios acordaran y desarrollaran una estrategia común sin contar con el aval de sus superiores”.