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La Plata
28 noviembre, 2024
PAÍS

Los vicegobernadores cuestionaron duramente al presidente Milei por su ataque a las provincias

Vicegobernadoras y Vicegobernadores de la República Argentina abajo

firmantes manifestamos nuestra enorme preocupación ante la despiadada

avanzada del Gobierno nacional, sin precedentes en nuestra historia

democrática, en contra de las y los trabajadores de todas las áreas,

empresarios pymes, productores, profesionales, docentes, emprendedores,

jóvenes, comerciantes, niñas y niños, jubiladas y jubilados, al tiempo que

alertamos por la feroz carga sobre la institucionalidad de nuestro país y el

desprecio por el sistema federal que nos rige.

Desde el gobierno central se siguen promoviendo políticas e instrumentado

medidas que en dos meses han empeorado inmensamente una situación que

era muy complicada y que precisaba mesura, conocimientos, experiencia,

gran responsabilidad y una extrema empatía por las y los argentinos, en

particular en los sectores más vulnerados por las dificultades no superadas

en los últimos años.

En cambio, el método elegido ha sido aumentar las dificultades, privar de

derechos, alimentar la inflación, desproteger a quienes el Estado debe

proteger y tomar “venganzas políticas”, como la decisión de no girar a las

provincias los fondos para complementar los salarios docentes y los

subsidios para el transporte público de pasajeros, medidas que sufren las

vecinas y los vecinos y que no tiene lógica ni sentido, más que esa ya

enunciada e irracional “venganza política” en contra de gobernadores e

intendentes responsabilizados por no estar de acuerdo con otorgarle a nadie

la suma del poder público.

El ataque hacia las familias de nuestras provincias, que se manifiesta en

muchos aspectos de la vida cotidiana, como señalamos, también amenaza

seriamente la educación de sus hijos con la decisión de Javier Milei de dejar

de transferir los importes que corresponden al Fondo del Incentivo Docente

(FONID).

El FONID durante enero fue prácticamente el único rubro de las

transferencias discrecionales a las provincias que siguió devengando

importes (por el pago de salarios, etc.), pero el Ejecutivo solo transfirió a

nuestras provincias menos del 1% del importe para el concepto de

Educación.

De esa manera, cuando se liquidaron los salarios de enero, los docentes

hubieran visto en sus recibos de sueldo una disminución de sus ingresos, lo

que no sucedió porque que los gobiernos provinciales compensaron ese

adicional.

Esta es una situación extremadamente grave responsabilidad única del

presidente de la Nación.

El FONID tiene 26 años en Argentina. Es un componente del salario en un

país donde muchas provincias tienen un alto componente de sus

presupuestos destinados a salarios.

Es necesaria la presencia del Estado reintegrando por esa vía parte de lo que

producen las provincias. No puede de un momento para el otro desaparecer.

Se trata de más de 14.500 millones de pesos por mes. Es una suma

imposible de compensar mantenida en el tiempo, como claramente se

advierte, ya que es claro que con nuestros ingresos recortados y con la

enorme caída de la actividad económica este aporte de las provincias no

podrá sostenerse en el mediano plazo.

De persistir esta situación, las provincias no podrán hacerse cargo de estos

componentes salariales que son exclusiva responsabilidad y obligación del

Gobierno Nacional y esta situación se está dando en todas las jurisdicciones

del país, que están siendo sometidas al mismo retraso en la transferencia de

los complementos salariales docentes por parte del gobierno de Milei.

Por otra parte, es imprescindible señalar que los gobiernos apoyan los

servicios de transporte público en todo el mundo con el objetivo de ayudar a

la población y mejorar el medio ambiente. El impacto social es relevante en

los países en desarrollo donde la movilidad es sensible a los precios. Los

sistemas de transporte muy raramente funcionan sin ser subsidiados en un

porcentaje significativo por el Estado. Es importante definir modalidades de

asignación de subsidios que combinen la eficiencia fiscal con la equidad

social y generen, al mismo tiempo, los incentivos necesarios para que los

operadores provean un servicio adecuado.

Los subsidios son implementados para hacer más accesible al transporte

público. Brasil, Canadá, Chile, Alemania, España, Reino Unido, Uruguay y

Estados Unidos, por citar sólo algunos ejemplos, subsidian la actividad

haciéndose cargo los estados nacionales de más del 50% de la tarifa.

En muchos países, como Brasil y Estados Unidos entre los arriba citados,

hay muchas ciudades en las cuales el transporte público es totalmente

gratuito.

En el Reino Unido se han congelado las tarifas hasta 2025 por el alza del

costo de vida.

El respaldo financiero estatal no solo fortalece la infraestructura del

transporte, sino que también ofrece un apoyo vital a los trabajadores. Este

subsidio marca una diferencia significativa en la vida laboral de miles de

personas.

La reducción de costos en los desplazamientos diarios al trabajo libera

recursos económicos para los trabajadores, lo que a su vez mejora su calidad

de vida. Además, la confiabilidad y eficiencia del transporte público

respaldado por subsidios contribuyen a la puntualidad y la productividad

laboral.

Pero aquí, en nuestro país, con argumentaciones difíciles de sostener con un

mínimo de seriedad, se decide no hacer lo que en el mundo hacen países

desarrollados o países en desarrollo. Lo que hacen nuestros vecinos, lo que

nadie duda que hay que hacer: subsidiar al transporte público.

Los especialistas concluyen en que el transporte de pasajeros no es rentable

si se observa toda la ecuación, que incluye mayor cantidad de vehículos, que

otorgan frecuencias más cortas, y que significan inversión en unidades y

renovación periódica.

El costo del pasaje que pagan los usuarios jamás hará rentable a ese

“negocio”. Valga lo que valga. Por eso, como en todo el mundo se entiende,

debe estar presente el Estado.

Ante la decisión del presidente Milei de no devolverles a las provincias los

recursos que éstas generan frenando transferencias o, como en este caso

subsidios, la pregunta inevitable es: ¿en dónde piensa colocar los 104 mil

millones de pesos que está recortando? ¿A qué los piensa dedicar? No a la

asistencia alimentaria, como estamos viendo que sucede con los comedores

comunitarios; no a la salud pública, no a la educación pública, no a la

generación de puestos de trabajo, no a la concreción de obra pública de

infraestructura. ¿Entonces?

Ya hemos visto los resultados de las privatizaciones encaradas en los años

90.

Ya hemos visto la falta de inversión de las grandes empresas eléctricas en

períodos en los que tuvieron enormes ganancias y esos dólares salieron del

país y no se transformaron en inversiones que evitaran que hoy aún haya

cortes de suministro.

Hasta aquí, de una u otra manera, los gobiernos nacionales no sólo evitaron

que la gente pagara tarifas desmesuradas, sino que se aportaron fondos para

inversiones que los privados no estaban dispuestos a hacer y que si no se

realizaban significaban una crisis terminal del sistema.

Con respeto y con firmeza, le pedimos al presidente Milei que deje de tener

de rehenes a las y los argentinos en sus batallas políticas y que no atente

contra su calidad de vida como lo está haciendo.

La Argentina es la suma de las provincias que la componen. Reiteramos este

concepto que es clave para entender cómo es un país para todos y todas,

sin centralismos, sin caprichos y con sensibilidad social y responsabilidad

total.

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