El asedio a la cultura por parte del gobierno de Javier Milei no cesa. De todas las áreas que han sido avasalladas y desguazadas por despidos, recortes y cese de proyectos, el cine y el sector audiovisual parecen ser uno de los objetivos contra los que más se ensaña la ultraderecha.
El hecho es que la “motosierra” de Milei llegó al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). El Gobierno oficializó en las últimas horas una serie de medidas que, más temprano que tarde, condenarán a la desaparición del organismo.
De esta manera, el designado interventor del Instituto, el economista liberal Carlos Luis Pirovano, cancela el apoyo a estrenos nacionales y festivales de cine, pasajes al exterior, comidas, viajes y celulares para funcionarios, no renueva contratos, elimina la posibilidad de nuevas contrataciones y suspende el pago de horas extras para los trabajadores.
En definitiva, las medidas dispuestas suponen un congelamiento de la actividad audiovisual argentina, que dejará de contar con todo tipo de fomento.
Bajo el eufemístico título “Suspensión de erogaciones económicas en el marco de racionalización de recursos”, la resolución establece una serie de recortes que impactarán de manera negativa en la actividad cinematográfica –que ya venía golpeada– porque paralizan el funcionamiento habitual del Instituto. En primer lugar, el presidente resuelve “suspender la realización de toda erogación económica vinculada a apoyos y aportes institucionales”, es decir, recorta cualquier tipo de fomento a estrenos nacionales, ciclos y festivales.
Esto parece tan sólo el primer paso en medio de una batalla simbólica que apunta a destruir todas las áreas de la administración pública desde adentro –esa es la estrategia según declaró el asesor Santiago Caputo–, incluso cuando se trate de industrias que se autofinancian, traen divisas al país, generan miles de puestos de trabajo y construyen soberanía.
La resolución publicada en el Boletín Oficial era un final cantado para la industria audiovisual después de que el Poder Ejecutivo designara a Pirovano al frente del Incaa, con el propósito de “racionalizar los recursos”. Se trata de una persona que siempre se desempeñó en las áreas de microeconomía, finanzas y planeamiento estratégico, pero que no tuvo ninguna experiencia en gestión cultural.
Ante la situación crítica que atraviesa el INCAA, el Ministerio de Capital Humano, del que depende la Secretaría de Cultura, emitió un comunicado donde justificó la decisión de desfinanciar gran parte de la actividad cinematográfica. “Nuestro compromiso con el déficit 0% es innegociable. Se terminaron los años en los que se financiaban festivales de cine con el hambre de miles de chicos”, remarcaron desde la cartera dirigida por Sandra Pettovello.
El organismo tiene 645 empleados, de los cuales 500 son de planta permanente y 145 son temporarios, distribuidos en diversos roles técnicos y administrativos.
El instituto financia sus actividades a través del Fondo de Fomento Cinematográfico, el cual se nutre de impuestos a la cultura, como el 10 % sobre el precio de las entradas de espectáculos cinematográficos en todo el país y el 10 % sobre el precio de venta o locación de videogramas grabados. También recibe un porcentaje de la facturación bruta por publicidad en los servicios de comunicación audiovisual.
Además, el INCAA genera ingresos por la clasificación y exhibición de películas para cine, la venta de entradas en la red de salas “CINE.AR Sala” y el alquiler de estrenos cinematográficos argentinos a través de la plataforma “CINE.AR Play” y “CINE.AR Estrenos”. También cobra aranceles por la clasificación de películas y otros conceptos establecidos en la ley.