Los obispos de Merlo-Moreno, Juan Chaparro y Oscar Minarro, del Equipo de la Pastoral Social y Caritas Diocesana firmaron un durísimo documento, en ocasión de la Cuaresma, por qué “hay un creciente avance de la deshumanización política, social y económica” y lamentan que “los responsables del gobierno nacional sólo se preocupen de que cierren las cuentas y no miren a los hermanos heridos por las medidas que se van tomando”.
El documento recuerda que el tiempo de la Cuaresma nos pide la “conversión de cuidar la vida”, de allí que se dirigen a los responsables de conducir los destinos de la Patria. Por ese motivo –dicen los obispos haciendo suyas palabras del papa Francisco- “afirmamos que en las cuestiones del poder no basta con la legitimidad de origen”, sino que “el ejercicio del poder debe llevarnos a la construcción de sociedades más justas y más humanas”.
El documento completo:
Al Pueblo de Dios que camina en Merlo-Moreno:
En este tiempo de Cuaresma, Jesús nos invita a andar los caminos de la conversión. Una tentación es pensar que esta conversión se refiere sólo a aspectos espirituales e individualistas. Desde el comienzo de la creación Dios nos invita a mirar al hermano. La pregunta a Caín no es para controlarlo sino para que éste sepa que debe cuidar la vida de su hermano Abel: volver su mirada al hermano.
Dice el Papa Francisco: “Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo”.
A todos se nos pide esta conversión de cuidar la Vida. También y especialmente a aquellos que tienen la responsabilidad institucional de conducir los destinos de la Patria y de nuestro Pueblo.
Lamentamos que los responsables del gobierno nacional sólo se preocupen de que cierren las cuentas y no miren a los hermanos heridos por las medidas que se van tomando. Esto también pide una conversión.
Nos tomamos de la mano del Papa Francisco. Con él, nosotros afirmamos que en las cuestiones del poder no basta con la legitimidad de origen. El ejercicio del poder debe llevarnos a la construcción de sociedades más justas y humanas.
Reivindicamos la justicia social, a la que San Juan Pablo II definió como el nuevo nombre del bien común. Y cuando hablamos de bien común, estamos diciendo que la política es la expresión más alta de la caridad y que, como bautizados, estamos llamados a construir el bien común.
Hay un creciente avance de la deshumanización política, social y económica. Este proceso no es de ahora, viene gestándose de hace tiempo y se deja ver tanto en el modo de ejercer la autoridad sin consensos democráticos (Ley Ómnibus, mega DNU, Pacto de mayo,) como en las medidas económicas (caída de niveles de empleo, licuación de los ingresos de la clase media trabajadora, de los jubilados y de los más vulnerables; recorte presupuestario a la alimentación, a la salud pública y a la educación pública). Por otra parte unos pocos privilegiados se siguen enriqueciendo, mientras tanto el estado solo se hace presente a través de la represión.
Como Iglesia de Merlo Moreno creemos en las experiencias de “salvación comunitaria” (voluntariado de Caritas, comederos, merenderos, hogares, cooperativas, organizaciones sociales, etc.). Y valoramos el ser y sentir de nuestro pueblo que se expresan magníficamente en sus gestos solidarios (FT 163). Rechazamos las visiones liberales e individualistas donde la sociedad es considerada una mera suma de intereses que coexisten. (FT 163)
Necesitamos recuperar la capacidad de caminar con otros, movimientos sociales, movimientos de trabajadores, organizaciones barriales, vecinos, otros credos. No alcanza con la sola acción de los partidos políticos, y con Francisco decimos “el Estado hoy es más importante que nunca, que debe ejercer un papel central de redistribución y justicia social” (Mensaje del Papa Francisco a la Copaju).
Por nuestra parte renovamos nuestro compromiso de estar junto a nuestro pueblo, en especial a los más frágiles y más pobres.
Los invitamos a fortalecer la esperanza y no bajar los brazos para caminar este tiempo.