Para desviar la atención del salvaje ajuste que viene implementando la administración de Javier Milei, que por estas horas se concreta a través de miles de despidos en diversos ministerios y entes públicos, el Gobierno anunció la decisión de rebautizar el Centro Cultural Néstor Kirchner, como una forma de seguir fogoneando la revancha y el odio hacia el peronismo entre las huestes libertarias.
Así lo confirmó hoy el portavoz presidencial Manuel Adorni durante su habitual conferencia de prensa, oportunidad en la que de manera escueta y sin brindar mayores precisiones, anunció que “se ha decidido finalmente cambiar el nombre al Centro Cultural Néstor Kirchner, por lo que dejará de llamarse como tal y se le dará paso a un nuevo nombre”.
Seguidamente comunicó que no está definida la nueva denominación del monumental edificio, pero dijo que el lugar es “ya hoy exCCK”.
Casualidad o no, por estos días se cumplen 68 años del momento en que los militares que derrocaron en 1955 al entonces presidente Juan Domingo Perón, emitieron un decreto por el cual se prohibía nombrar al mandatario depuesto, además de eliminar cualquier referencia a su nombre en todo momento o edificio que llevara su denominación.
Ahora, si esto se concreta, se cumpliría con años de retraso el deseo del ex presidente Mauricio Macri, que se transformó en una obsesión para su ex ministro de Medios y Contenidos Públicos, el actual diputado Hernán Lombardi, que en diferentes oportunidades impulsaron esta iniciativa.
La medida llega en línea con otras decisiones tomadas desde el Gobierno nacional: ya la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, había decidido eliminar la denominación “Casa Patria Grande Néstor Kirchner”, donde ahora tiene sus oficinas, y lo reemplazó por “Casa Patria Libertad”.
El primer movimiento de “deskirchnerización” del antiguo Palacio de Correos tuvo lugar en diciembre de 2023, después de la asunción de Javier Milei, cuando la estatua del ex presidente Kirchner, realizada por Miguel Villalba y emplazada desde 2020 en el hall de entrada del CCK, fue retirada del lugar y trasladada a Quilmes, el municipio que gobierna Mayra Mendoza.
Esos cambios de nombres se suman también a la decisión de la vicepresidenta Victoria Villarruel de retirar un busto de Kirchner que estaba en el Salón de las Provincias del Congreso. “Fue orden mía retirarla porque Néstor Kirchner no fue senador, no fue vicepresidente y yo no soy su viuda”, sentenció cuando le preguntaron por la escultura.
Este mismo mes, justamente el Día Internacional de la Mujer, el Gobierno había comunicado la decisión de realizar otro cambio de nombres que generó polémica: el del Salón de las Mujeres en Casa Rosada, que pasó a llamarse Salón de los Próceres argentinos por decisión de Karina Milei.
Por ley 26.794, sancionada y promulgada en noviembre de 2012, el Centro Cultural del Bicentenario (ese era el nombre original) lleva el nombre de Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner. Por lo tanto, solo una ley o un decreto de necesidad y urgencia (que queda a consideración de ambas cámaras en el Congreso) puede derogar otra ley.
El CCK fue inaugurado en mayo de 2015 por la entonces presidenta Cristina Kirchner, quien contó en ese momento que la obra de refacción del Palacio del Correo -que es Monumento Histórico Nacional desde 1997- había sido “un sueño” de su esposo, homenajeado con la designación.
Ya con Mauricio Macri en el poder, entre 2015 y 2019 se barajaron alrededor de una docena de proyectos que intentaron cambiar el nombre del CCK por el de Luis Alberto Spinetta, Astor Piazzolla, Ernesto Sabato, Independencia y Argentina, entre otros; no obstante, ninguno de estos proyectos (presentados desde el Poder Ejecutivo o la Cámara de Diputados) captó el apoyo legislativo suficiente para que fuera tratado en el Congreso.
Ahora, seis años después del último y frustrado intento, en el marco de esta “batalla cultural” que el gobierno de Milei dice llevar adelante, es probable que el cambio de nombre se haga efectivo, siempre y cuando sume apoyos entre legisladores.
Cuando se prohibió el nombre de Perón
Ante este anuncio, es inevitable recordar aquel tristemente célebre Decreto 4161 del régimen de facto que derrocó a Juan Domingo Perón el 16 de septiembre de 1955, por medio del cual se prohibía exhibir los símbolos partidarios peronistas y sólo se podía hacer referencia al ex presidente como “el tirano depuesto”.
La dupla conformada por Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Rojas, imprimió a la gestión una marcada radicalización contra el peronismo, y se siguió la posición de la Marina, partidaria de una “desperonización” del país.
Fue así que, “en nombre de la libertad”, el 5 de marzo de 1956 se dictó el Decreto Ley 4161 prohibía “la utilización, con fines de afirmación ideológica peronista (…) imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismos del peronismo”.
Además, quedaban prohibidas las fotografías y esculturas de funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto y el de sus parientes. En el mismo sentido, no se podía pronunciar las expresiones “peronismo”, “peronista”, “justicialismo”, “justicialista”, “tercera posición”, la abreviatura “PP”, las fechas exaltadas por el “régimen depuesto”. Por supuesto no se podía cantar “Los Muchachos Peronistas” y “Evita Capitana”, aun fragmentos, y tampoco se podían reproducir discursos de Perón y Evita, mientras que el periodismo también recibió instrucciones. Tenía tres opciones a la hora de nombrar a Perón: “ex presidente”, “tirano prófugo” o “dictador depuesto”.