Ante la ausencia total del Estado para hacerse cargo de cuestiones esenciales como lo es la distribución de alimentos para los sectores más vulnerables de la sociedad argentina, el Gobierno de Javier Milei, a través de su ministra de Capital Humano, la cada vez más desprestigiada Sandra Pettovello no tuvo mejor idea que haber firmado un contrato con la Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil (CONIN) al mando de Abel Albino, ex socio del macrismo y pediatra que allá por 2018 fue al Congreso de la Nación a recomendarle a las mujeres que no tengan relaciones sexuales para no abortar.
Lo que no deja de llamar la atención es que este convenio se suma al que ya se había firmado el 5 de febrero último, y del que nunca se supo en qué consistía. La organización tiene casi un centenar de centros franquiciados a lo largo y ancho del país, y estos alimentos llegarán a 64 de ellos, que dicen tener centros de distribución, comedores y merenderos.
Repartirán como primer paso 465 mil kilos de leche entre esos 64 centros, lo que da una cifra un tanto excesiva para tan pocos espacios, a menos que de cada uno vuelvan a repartir a otros comedores barriales más pequeños, algo que no aclaran.
Una cuestión no menor a tener en cuenta es que CONIN, que funcionaría como un tercerizado privado para llevar adelante algo que nunca hizo y que es responsabilidad del Estado, no tiene ni el personal, ni la estructura, ni el conocimiento territorial imprescindible para sostener esto en el tiempo, fuera de la coyuntura que podría ser simple voluntarismo. Del mismo modo, el Ejército Argentino no tiene esas funciones de reparto y logística para cuestiones permanentes que corresponden a Acción Social, más allá de catástrofes.
Para despejar dudas, en las últimas horas Nidia Romo, a cargo de CONIN San Rafael, Mendoza, entrevistada por Pablo Duggan en Radio 10 reconoció: “Nosotros no nos dedicamos a eso, pero nos pidieron repartir la leche”, mientras aclaró que “la fundación está más que nada para la educación”.
Al tener sus centros franquiciados, cualquiera que cumpla mínimos requisitos que no son públicos, puede abrir una sede de CONIN en su localidad y tener el aval del sello creado por Albino. En La Plata, por ejemplo, hay dos sedes. Puede accederse a toda la información en la página web de la sede de la ciudad de las diagonales, muy bien estructurada. Una en el barrio de Los Hornos, y otra en la localidad de Ringuelet.
Quien dirige la Fundación en la capital de la provincia es la señora Yolanda Di Sarli, una empresaria agropecuaria sin ningún estudio ni experiencia previa en cuestiones asistenciales. La particularidad es que está casada con Carlos Condorelli, mano derecha del megaempresario Paolo Rocca, responsable del Holding Techint y uno de los mayores proveedores del Estado.
Por lo tanto, surge la inevitable pregunta sobre si detrás de este convenio entre el Ministerio de Capital Humano y CONIN no está la mano interesada de diversos sectores empresariales que podrían verse favorecidos.
Según se detalla en su sitio oficial, el organismo liderado por Albino -quien admite que darle de comer a niños pobres es como “un hobby caro” que tiene- tiene el apoyo de diversas fundaciones, como la “Fundación Carrefour” o la “Fundación IRSA”, como así también de diversas empresas relacionadas con la industria alimenticia: Wallmart, Hipermercados Libertad, Mastellone, Ledesma, Pescarmona, Danone, Embotelladora Del Atlántico, Coca Cola, Cabrales, Bimbo, Adecoagro (con sus marcas Alimentos Molinos Alas, Las Tres Niñas, Arroz 53, Leches y Arroces Apóstoles, Azúcar y Leche Montealegre, Leche Angelita), todas empresas elaboradoras, envasadoras o distribuidoras de la mayoría de los alimentos de primera necesidad que deberían ir a los comedores.
Abel Albino, el otrora socio del macrismo y pediatra oscurantista que pertenece al Opus Dei, estuvo hace seis años en el Congreso, donde les recomendó a las mujeres que no tengan relaciones sexuales para no abortar: “Las mujeres deben esforzarse por ofrecer al hombre su virginidad tanto física como moral”, dijo, y por si fuera poco, sostuvo que el preservativo “no funciona” para prevenir los embarazos ni el VIH. Según su lógica, los espermatozoides o el virus “pueden atravesar la porcelana”.
Este hombre que repartirá los alimentos también hizo una insólita relación entre el hambre y las relaciones sexuales: “La desnutrición infantil es una enfermedad cultural propia de sitios en los que al acto sexual (…) se lo suele llevar a cabo compulsivamente, bajo los efectos de una vehemencia descontrolada e irracional que pretende la mera satisfacción de un placer instintivo por parte del varón”.