El presidente Javier Milei viajará esta noche a Camboriú, Brasil, para encontrarse con el golpista Jair Bolsonaro en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). Como ya nos tiene acostumbrado Milei continua alejándonos de los países amigos. A Lula da Silvia, el presidente de nuestro mayor socio comercial, viene insultándolo desde el primer día como “corrupto y comunista”. El argentino viene de pelearse con México, Colombia, España y recientemente con Bolivia, además de Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Hasta ahora, las relaciones bilaterales se venían manejando con cautela por las cancillerías de los dos países, que lograron, por algunos meses, establecer espacios de trabajo y cooperación a pesar de los agravios de Milei al brasileño en la campaña del 2023 y la exigencia de Lula de un pedido formal de disculpas como condición para evaluar cualquier tipo de acercamiento.
En Brasilia, fuentes del gobierno consideran que el presidente argentino es el principal responsable por la crisis bilateral, y que sus ataques a Lula no pueden ser equiparados a la frialdad del presidente brasileño ante algunos gestos de Milei desde que llegó al poder.
Brasil y la Argentina viven hoy la crónica de un desastre anunciado. Basta remontarse al 2023 para entender cómo se llegó al punto actual, en el que el gobierno de Lula está preparado para reaccionar con dureza en caso de que el presidente argentino reitere sus agravios al brasileño en Santa Catarina, al lado del expresidente Jair Bolsonaro.
Ante una ofensa de Milei a Lula en territorio brasileño, la respuesta del Palacio de Planalto probablemente será llamar a su embajador en Buenos Aires, Julio Bitelli, a consultas. Paralelamente hay posibilidades que no acepte las credenciales de Daniel Raimondi, nuevo embajador argentino en Brasil que llegará la próxima semana.
Mientras que Milei no aceptó ir a la reunión de la cumbre del Mercosur, decidió ir a una reunión de un grupo de extrema derecha, donde no hay que olvidar que luego del triunfo de Lula intentaron un golpe de Estado. Mientras tanto hay preocupación en los empresarios por temor que se caigan acuerdos comerciales, los cuales son muy favorables para el país.