El presidente Javier Milei, en una de las noches más frías del país, no solo por las bajas temperaturas sino por el anuncio del Pacto de Mayo, producirá una Argentina en estado de semi-esclavitud, una verdadera colonia con argentinos cada vez más pobres. No estuvo solo en querer convertirnos en una colonia; lo acompañaron 18 gobernadores y el ex presidente Mauricio Macri.
En la Casa Histórica de Tucumán, donde en 1816 se firmó la independencia, un presidente argentino decidió que volvamos a ser colonia. Allí, en un brutal discurso, afirmó que fundará un “Estado mínimo” con la propiedad privada como “principio básico de nuestra sociedad”, con otras palabras que habrá menos educación pública, menos salud, menos trabajo, menos jubilación, menos derechos laborales y libertad total para que las grandes corporaciones hagan lo que se les antoje. Como si fuera una tomada de pelo, frente a los gobernadores, criticó las transferencias del Estado nacional a las provincias y la creación de empleo público.
En otro tramo de su discurso, el presidente tuvo su ataque de furia contra los gobernadores, entre ellos Axel Kicillof, Ricardo Quintela y Gildo Insfrán, que no firmaron el pacto del coloniaje, a los que acusó de ser “dirigentes políticos, sociales y sindicales” que se ausentaron por tener “anteojeras ideológicas” y la obstinación para no ceder privilegios.
Los gobernadores, todos muy abrigados, escucharon en silencio el discurso del presidente: “La Argentina se encuentra ante un punto de inflexión. Los puntos de quiebre en la historia de una nación no son momentos de paz y tranquilidad, son momentos de dificultad y conflicto, donde todo parece cuesta arriba. Son momentos en los que el abismo se hace tan claro que el cambio se convierte en una obligación y una urgencia”.
En su discurso, Milei ratificó su intención de avanzar más sobre la legislación argentina. Habló de una profunda reforma laboral porque la actual “es un ancla con normas vetustas que hace difícil contratar personal”. Según el Presidente, para un trabajador no es mejor otro trabajador sino “es mejor un empresario y debe haber más empresas. Porque debe ser rentable contratar y no un acto solidario. Se debe poder despedir sin sufrir un litigio infernal”, afirmó Milei.
Los argentinos deben tener memoria de quienes avalaron el siniestro Pacto de Mayo. Lo firmaron: Jorge Macri (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Leandro Zdero (Chaco), Ignacio Torres (Chubut), Martín Llaryora (Córdoba), Gustavo Valdés (Corrientes), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Carlos Sadir (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza), Hugo Passalacqua (Misiones), Rolando Figueroa (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro), Gustavo Sáenz (Salta), Marcelo Orrego (San Juan), Claudio Poggi (San Luis), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero).
En 1956, el gran pensador Arturo Jauretche publicó el libro El Plan Prebisch: Retorno al coloniaje, donde denunciaba el programa económico de la Revolución Libertadora y el FMI. Qué actuales son sus palabras en esta mañana fría: “los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada (…) no habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir (…) Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes como los ferrocarriles, la flota mercante o las usinas (…) Poco a poco se irá reconstruyendo el estatuto del coloniaje, reduciendo a nuestro pueblo a la miseria, frustrando los grandes ideales nacionales y humillándonos en las condiciones de país satélite”.