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8 septiembre, 2024
PAÍS

Casos Loan y Julio López: Diferencias abismales entre la empatía de Milei y la de Néstor Kirchner

Por Alfredo Silletta

Al presidente Javier Milei poco le interesa el sufrimiento de las personas, mucho menos si sos pobre. Su felicidad está en abrazar a los ricos del mundo o a perversos como Jair Bolsonaro. Una y otra vez, el presidente ha demostrado que no tiene la capacidad de empatizar, entender los sentimientos del otro, y sentir que esas emociones y esos sentimientos pueden ser propios. Ayer lo demostró una vez más cuando José Peña, el padre de Loan, un niño de 5 años desaparecido en Corrientes, viajó a Buenos Aires para reunirse con el presidente, y este lo descartó. La respuesta fue contundente: “No tengo tiempo, que lo reciba el gobernador o la ministra de Seguridad”.

El papá de Loan tenía la esperanza de que lo recibiera “cinco minutos, diez, lo que sea, que nos atienda, que nos diga, que nos ayude en algo”. Milei, desde que comenzó el tema, no habló del mismo, no le interesan esos temas menores. Él está “para las grandes ligas”.

A 14 años de su desaparición física, el pueblo argentino sigue considerando positivamente al gobierno de Néstor Kirchner por sus políticas a favor de los humildes y, sobre todo, por su don de bien. Leía todas las cartas que le mandaba la gente o que le entregaban en actos, no se olvidaba de nadie. Cuando desapareció Jorge López, estuvo preocupado desde el primer día. Recibió varias veces a su familia y hubo un hecho muy emotivo que se produjo el 14 de diciembre de 2006. La familia escribió una carta que luego fue pública y se la envió al presidente.

La misiva decía:

“Dentro de pocas horas se cumplirán tres meses de la desaparición de Tito. Estamos desesperados, angustiados, con bronca, no sabemos quién se llevó a Tito, nuestro padre, el marido y compañero de mi madre. Dirigimos esta carta abierta a nuestro presidente porque confiamos en él, recordamos sus palabras y su compromiso personal en la búsqueda de Tito. Hoy, a tres meses de no saber nada, le pedimos que no baje los brazos, no se olvide de Tito, recuérdelo en cada tribuna…”. Más adelante, la carta recordaba:

“Hace treinta años dos niños y una madre sufrimos por la desaparición de Tito. Hoy se repite la historia y nuevamente no sabemos dónde está Tito, pero ahora estamos en democracia, creemos en ella, creemos en la Justicia como creyó Tito cuando con sus 77 años a cuestas fue a contar la ‘verdad’ para que la historia negra no se repita; sólo fue a pedir ‘justicia’ y hoy no está”. Y terminaba:

“Estamos desesperados. Somos una familia sencilla. No estamos acostumbrados a relacionarnos con la prensa. Cargamos con un dolor profundo y es, sin lugar a dudas, el peor momento de nuestras vidas. Tito es una persona sencilla que trabajó toda su vida, que construyó con sus manos la casa que habita desde hace 45 años y que sufrió por creer en un país mejor los horrores de la noche oscura de la Argentina. Y hoy pareciera que la historia se repite, por lo cual decidimos recordar las palabras que más utilizó en sus escritos: ‘Justicia’ y ‘Los argentinos tienen que saber’”.

Néstor Kirchner la leyó una y otra vez. El silencio parecía escucharse entre las paredes de su despacho. Sus ojos se humedecieron y solo atinó un par de veces a mirar una estampita de Don Bosco, el llamado “Santo de la Patagonia”, que lo acompañaba en su escritorio desde el primer día de la asunción como primer mandatario. Un par de horas después, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, donde se entregaba el premio Azucena Villaflor, el presidente habló en público de Julio López:

“Recibí una carta profunda, seria, cariñosa, fuerte en calidad moral de la familia López en la que mostraban su desesperación por la desaparición de nuestro amigo que tuvo la valentía de ir a declarar al juicio del genocida Etchecolatz y como resultado hoy no lo tenemos entre nosotros (…). Tenemos la obligación de hacer todo para que aparezca López, tiene que aparecer nuestro amigo, tenemos que buscar todas las instancias para que esto se pueda dar y no tenemos que descansar en ningún momento. No vamos a bajar los brazos y nunca vamos a decir que hemos fracasado porque si en 30 años o más, ya que lamentablemente algunos problemas de este tipo empezaron antes de la propia dictadura, no bajamos los brazos y estamos buscando la verdad, no tenga ninguna duda la familia López y todos los argentinos que vamos a trabajar a fondo para saber qué es lo que está sucediendo. Tiene que aparecer López. Vamos a luchar contra esa impunidad que, como ustedes ven, aún sigue existiendo en la oscuridad porque las coberturas, porque evidentemente los procesos de complicidad, porque hay fuerzas que siguen actuando corporativamente de alguna manera a espaldas nuestras y tenemos que dejar estas cosas en claro para que los argentinos nunca más estemos amenazados por este tipo de actitudes. Que cada uno pueda decir lo que tenga que decir en el lugar que corresponda, con absoluta tranquilidad, donde consolidemos una democracia plural, amplia, con consenso, donde el miedo desaparezca definitivamente. Es nuestro compromiso a fondo, no nos van a hacer bajar los brazos. Si las Abuelas y las Madres nunca bajaron los brazos, nosotros con la fortaleza moral y espiritual que nos dan, no tengan ninguna duda que junto a ustedes y junto a todos los argentinos tenemos que esclarecer este tema, cueste lo que nos cueste, lleve el tiempo que nos lleve. No nos vamos a cansar nunca de la búsqueda de la verdad”.

La diferencia entre tener o no tener empatía con el otro, especialmente si sufre.

 

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