La vicepresidenta Victoria Villarruel actúa como el tero: canta en un sitio, pero su nido y sus huevos se encuentran en otro lugar, así protege a sus crías. La metáfora sirve para el último tuit de la vicepresidenta, que salió con un ataque durísimo a Francia, desviando de esa manera el escándalo de que un grupo de diputados de La Libertad Avanza visitara en el penal de Ezeiza a un grupo de genocidas encabezados por Alfredo Astiz, responsable de la desaparición de Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, de la adolescente Dalma Hagelin, y de las monjas francesas, entre otros asesinatos.
Luego de que la Federación Francesa de Fútbol elevara una queja ante la FIFA por los “comentarios racistas y discriminatorios” emitidos por los jugadores de la selección Argentina, a lo que Enzo Fernández pidió rápidamente disculpas, la vicepresidenta montó un show para atacar a Francia y tapar el escándalo de Astiz y los diputados libertarios. Villarruel afirmó que “ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir”.
En su diatriba, la vicepresidenta afirma: “Argentina es un país soberano y libre. Nunca tuvimos colonias ni ciudadanos de segunda. Nunca le impusimos a nadie nuestra forma de vida. Pero tampoco vamos a tolerar que lo hagan con nosotros”. Y continuó: “Argentina se hizo con el sudor y el coraje de los indios, los europeos, los criollos y los negros como Remedios del Valle, el Sargento Cabral y Bernardo de Monteagudo”. Y termina con: “Enzo, yo te banco. Messi, gracias por todo. ¡Argentinos siempre con la frente alta! ¡Viva la argentinidad!”.
En ese ataque de “argentinidad”, la vicepresidenta salió a proteger a sus pichones, en este caso los genocidas que están en el penal de Ezeiza y a los legisladores de LLA que los fueron a visitar como “héroes de la Patria”.
En un hecho sin precedentes en democracia, los legisladores se reunieron en el penal de Ezeiza con represores de la última dictadura militar acusados de torturas, desapariciones, robos de bebés y asesinatos. La comitiva estuvo integrada por los diputados libertarios Lourdes Arrieta, Alida Ferreyra, Guillermo Montenegro, María Fernanda Araujo y Rocío Bonacci. El encuentro fue organizado por Beltrán Benedit, que ya había estado unas semanas antes en el penal.
En la cárcel, los legisladores se reunieron con Alfredo Astiz, Raúl Guglielminetti, Carlos Suárez Mason, Antonio Pernías, Gerardo Arráez, el “Pájaro” Martínez Ruíz, Agustín Oyarzábal Navarro, Miguel Ángel Britos y Adolfo Donda, entre otros.
A Villarruel poco le interesa el caso de Enzo Fernández, sino su desprecio al rol que cumplió Francia en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar. Como se recordará, la Justicia francesa pidió la extradición de Astiz y, finalmente, la Corte Suprema lo protegió declarando improcedente el pedido. El pedido de Francia estaba centrado en el secuestro y desaparición de las monjas francesas por parte de un grupo de tareas comandado por Astiz. El “Ángel Exterminador” había secuestrado a Alice Domon y Leonie Duquet junto a once personas en la Iglesia de la Santa Cruz.
Como el tero, la vicepresidenta canta en un sitio, pero su nido y sus huevos se encuentran en otro lugar, así protege a sus crías.
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