Más allá de las declaraciones grandilocuentes del presidente Javier Milei y de su “exitoso” programa económico, que ha llevado al 73% de los argentinos a la pobreza, una nueva encuesta de Roberto Bacman revela que el 67% de los argentinos se oponen al veto presidencial al pequeño aumento para los jubilados, y un 33% de los abuelos dice que ya no puede comprar todos los remedios que necesita.
El trabajo del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), realizado en exclusiva para Página 12, señala que una inmensa mayoría—dos de cada tres argentinos—está en desacuerdo con el veto a la nueva fórmula previsional y sostiene que se debe priorizar a los jubilados, no al déficit fiscal cero.
En la consulta de Bacman, nueve de cada diez entrevistados afirman que no llegan a fin de mes o que tienen dificultades para llegar al día 30 o 31. Por lo tanto, casi el 40% compra solo los medicamentos imprescindibles; el 50% consume mucho menos carne o directamente ha dejado de consumirla; más de la mitad ha restringido el uso de luz y gas; ha dejado de usar el cable o se ha pasado a un plan más accesible, y ha reducido la frecuencia de utilización del transporte público, taxis o aplicaciones. Aquellos que tienen automóvil han reducido drásticamente su uso.
Entre los consultores existe la idea de que los jubilados no tienen gran capacidad de movilización, pero toda la sociedad empatiza con ellos. “El tema de mayor impacto, el más significativo, es el de los jubilados. Con los jubilados no se juega, parece ser la frase que subyace en las opiniones. Los argentinos están convencidos de que a los jubilados hay que protegerlos y cuidarlos”, sostiene Bacman, quien agrega que la oposición al veto incluye también a argentinos que son seguidores de Milei.
El ajuste, además de afectar las jubilaciones, ha llegado a los medicamentos. Uno de cada tres consultados (33%) sostuvo que compra solo los medicamentos más importantes e imprescindibles, y un 4% afirmó que directamente ya no puede comprar más medicamentos. Está claro que es una decisión sumamente difícil, ya que la salud es una prioridad en todas las familias.
A esto se suma que, según la encuesta, los consultados admiten que han tenido que recortar casi todo:
- 28 por ciento bajó la frecuencia de utilización del transporte público, a lo que se suma otro 7,2 por ciento que ya no lo usa.
- Casi la mitad de los encuestados dijeron que o bajaron el uso de su automóvil (40 por ciento) o lo dejaron de usar (8,8 por ciento).
- La mitad dejó de usar el cable o se cambió a un plan más accesible.
- 57 por ciento dejaron de utilizar Netflix u otras plataformas.
- Una amplia mayoría dejó de consumir carne (14,8 por ciento); consume mucho menos (35,8) o sólo consume cortes baratos (13,9).
- Más de la mitad (55,3 por ciento) restringió el uso de luz y gas en su hogar, un proceso que se va a seguir agudizando dado que las facturas continúan aumentando: serán más altas en septiembre.
“Lo que vemos en la encuesta es que el ajuste se profundiza mes a mes”, analiza el titular del CEOP. “Los argentinos son conscientes de que los que pagan el ajuste son ellos, y que lo de la casta solo es una frase. Por eso, los recortes que admiten los encuestados son técnicas de supervivencia. Lo que dice nuestro trabajo confirma lo que vienen diciendo los carniceros: una proporción grande ha dejado de consumir carne o ha tenido que reducir su consumo considerablemente. El hecho de que además digan que están restringiendo el uso de luz y gas hace pensar que no están calefaccionando adecuadamente sus hogares. Ese es el ajuste puro y duro que golpea a los sectores más humildes. No debe olvidarse el enorme aumento de la garrafa de gas”.
Por último, Bacman afirma que la paciencia de los argentinos se está agotando. El 45% dice que “ya no se soporta ni un día más”, y otro 11% señala que solo aguanta entre un mes y tres meses. De manera que una mayoría del 56% ya se manifiesta al límite. En contraste, los que afirman que esperarán lo necesario son solo el 25%, muy lejos del 56% que votó a Milei hace nueve meses.