En 1958, el hindú Prasad Warna, conocido como Maharishi Mahesh Yogi o gurú Maharishi, decidió difundir en Occidente la Meditación Trascendental (MT), una técnica que, según sus dirigentes, no está vinculada a ninguna religión, dieta o estilo de vida. La MT promete eliminar tensiones, temores, angustias e insomnio; mejorar la salud, la memoria, la eficiencia y las relaciones interpersonales; y, por sobre todas las cosas, incrementar la intuición, la alegría de vivir, la inteligencia creativa y la paz interior. Quien esté interesado en experimentar estas sensaciones solo debe repetir un mantra durante veinte minutos al día.
Esta práctica, promocionada en lujosos folletos que destacan sus beneficios, tiene, como toda moneda, dos caras. Sus defensores insisten en que se trata de una práctica psicológica que ayuda a la curación física y que no tiene relación con la religión. Sin embargo, en 1977, la MT enfrentó su primer revés en Estados Unidos: el gobierno declaró que la Meditación Trascendental es de naturaleza religiosa y no solo una “verdadera ciencia”, prohibiéndose así su enseñanza en las escuelas públicas. Por otro lado, en 1979, el Departamento de Sanidad de Suecia rechazó el supuesto beneficio terapéutico de la MT.
Los seguidores de este gurú aseguran que cada persona recibe un mantra “secreto y personal” que, meditado en dos sesiones de veinte minutos diarios, cambiará su vida. En realidad, estos mantras no son tan “secretos y especiales” como parecen, sino que forman parte de un lucrativo negocio de Maharishi. La lista de mantras en Europa y en países de habla inglesa muestra que las variaciones son solo fonéticas y que se asignan según la edad, no por la “energía interior” de cada persona.
Tras el primer nivel, que dura aproximadamente tres meses, se inicia la llamada “práctica shis”, una serie de técnicas diseñadas para acelerar el proceso de desarrollo y expansión de la conciencia. Luego, sigue un curso teórico impartido por Maharishi a través de videocintas, denominado Ciencia de la Inteligencia Creativa. A continuación, se organizan retiros espirituales.
Maharishi Mahesh Yogi no se conformó con ganar dinero y difundir las enseñanzas de los Vedas que recibió de su gurú Dev; él también expresó en repetidas ocasiones su deseo de construir el “Gobierno Mundial de la Era de la Iluminación”, proclamando a Seelisberg, en Suiza, como la capital mundial de esta Era. Según esta organización, el mundo solo se salvará a través del llamado “Efecto Maharishi”, que consiste en que el 1 % de la población mundial practique la Meditación Trascendental.
El mayor auge de la MT tuvo lugar a finales de los años sesenta, cuando The Beatles se fotografiaron junto a Maharishi y lo visitaron en la India, para luego declararse sus seguidores. Dicha foto circuló por todo el mundo, pero al poco tiempo rompieron con el gurú, quien les insinuó que le entregaran el 25 % de sus ingresos.
En una entrevista con la revista Rolling Stone en 1970, John Lennon expresó su ruptura con el Maharishi de la siguiente manera: “Le dediqué una canción al Maharishi. Se titulaba ‘Sexy Sadie’. No me atreví a decir, ‘Maharishi, hemos hecho el idiota por tu culpa’ […] Cuando le dije ‘nos vamos’, él preguntó ‘¿por qué?’ y el resto del rollo, y yo le dije: ‘si eres tan cósmico, lo sabrás’, porque siempre intentaba insinuar, junto con sus consejeros, que hacía milagros. Les dije ‘ya no sabes’ y él me miró como diciendo ‘te voy a matar, hijo de puta’, y cuando me miró, supe que era cierto.”
En 1979, Maharishi perdió un juicio en Estados Unidos, ya que la Meditación Trascendental no se consideraba una mera ciencia, sino que tenía un carácter religioso. Esto llevó a que se le denegara ayuda financiera y se prohibiera su enseñanza en las escuelas públicas. De forma paralela, en Suecia se prohibió como método terapéutico en la medicina privada y social, y en Alemania se la clasificó como una secta, alertando sobre los posibles daños psíquicos y la destrucción de la personalidad.
La Meditación Trascendental se asemeja más a un emprendimiento comercial que a un grupo destructivo. El diputado Alan Vivien expresó en la Asamblea Nacional de Francia: “[…] aunque la MT no utiliza la violencia, como otras sectas, igual supone un peligro social porque, partiendo de ejercicios de relajación que pueden ser beneficiosos, lleva progresivamente a un estado de idealismo absoluto y de rechazo del mundo exterior. Me he encontrado con centenares de seguidores de Maharishi, algunos de ellos profesores de institutos o universidades, que creen firmemente en la levitación. No hay que subestimar la Meditación Trascendental. En el fondo, actúa como un tranquilizante, cuyo uso excesivo conduce a desarreglos mentales.”
Texto publicado en Sectas. Cuando el Paraíso es un Infierno. Beas Ediciones, 1993.