La expresidenta Cristina Kirchner asumirá hoy formalmente la presidencia del PJ Nacional a las 17:30 en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). A un año de haber dejado la vicepresidencia del Frente de Todos y entregado la Casa Rosada a Javier Milei, Cristina vuelve a ocupar un cargo político, esta vez como líder partidaria.
Sin embargo, el contexto no es el que ella hubiera deseado. El peronismo llega dividido, con la ausencia de varios gobernadores clave. Solo se espera la presencia del formoseño Gildo Insfrán, presidente del Congreso del PJ, y de Sergio Ziliotto, gobernador de La Pampa. Estarán ausentes Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Ricardo Quintela (La Rioja). La CGT también decidió no participar, y hasta anoche no se había confirmado si el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, asistirá al evento.
A un año del gobierno de Milei, cuya gestión ha sido caracterizada por políticas que perjudican a jubilados, trabajadores, PYMES y empresas estatales, además de aumentos desmedidos en tarifas de servicios públicos, el peronismo sigue sin recuperarse de la derrota electoral del año pasado. Las internas que marcaron la vida del Frente de Todos durante el mandato de Alberto Fernández parecen repetirse ahora dentro del kirchnerismo.
Aunque el lunes hubo una foto de unidad en Moreno con Cristina, Kicillof, Massa y Máximo Kirchner, las divisiones persisten. En la provincia de Buenos Aires se baraja la posibilidad de que el peronismo compita con dos listas: una apoyada por el gobernador y otra respaldada por Máximo Kirchner. Este escenario sería desastroso para el espacio político.
Uno de los principales retos es definir qué hacer en la provincia de Buenos Aires. Tras la implementación de la boleta única de papel, el peronismo debe decidir si unifica las elecciones nacionales y provinciales o las desdobla. Cristina Kirchner, en la reunión de Moreno, expresó su preferencia por una votación simultánea, aunque esto complicará el proceso electoral, ya que implicará el uso de dos urnas diferentes: una para la boleta única y otra para la lista sábana.
Otro tema crítico es la posible modificación de la ley electoral provincial para permitir la reelección de los intendentes. Este asunto preocupa tanto a los intendentes peronistas como a los radicales del interior bonaerense, convirtiéndolo en un debate complejo y divisivo.
Las tensiones dentro del kirchnerismo bonaerense siguen creciendo. Mientras La Cámpora critica al intendente Jorge Ferraresi por “invadir” territorios como Lanús y Quilmes, Máximo Kirchner realiza actos en apoyo a Leonardo Grosso, del Movimiento Evita, en San Martín, zona liderada por Gabriel Katopodis, y en La Matanza, generando roces internos.
En medio de este panorama, el senador Eduardo “Wado” de Pedro expresó optimismo en una carta publicada ayer: “Cristina Kirchner asumirá como presidenta del PJ. Con ella al frente y con las nuevas autoridades, trabajaremos para ofrecer un camino distinto. Un proyecto que priorice a quienes trabajan, producen, estudian y a nuestros jubilados”.
La tarea de Cristina al frente del PJ no será fácil. Deberá unificar las distintas facciones del peronismo bajo un programa claro y contundente para enfrentar al gobierno libertario. Como decía Perón: “Conducir no es como muchos creen mandar; conducir es persuadir, y al hombre siempre es mejor persuadirle que obligarle”.
Cristina es la principal figura del peronismo y se confía en su capacidad de convocatoria. Sin embargo, resulta urgente que consolide una alianza estratégica con Axel Kicillof, quien es visto como el mejor candidato del espacio para las elecciones de 2027. Por primera vez en muchos años, al igual que sucedió con Néstor Kirchner en 2003, el peronismo deberá mirar hacia una opción progresista como Kicillof, dejando atrás los intentos de competir en el terreno de la derecha o el centro político.