En los últimos días, era un secreto a voces que se fue profundizando con el correr de las horas: es que después del escándalo de carpetazos y denuncias cruzadas que originó la detención del ahora ex senador Edgardo Kueider, el Gobierno optó por clausurar la posibilidad de que se realicen sesiones extraordinarias, por lo que, de hecho, el Congreso cerrará sus puertas hasta nuevo aviso, que sería recién a mediados de febrero de 2025.
La idea de llevar adelante un debate parlamentario en los días finales de este año, terminó de hundirse con la expulsión de Kueider y terminó de sepultarse con las denuncias contra otros dirigentes.
Así, en un escenario de incomodidad generalizada, en medio de guerra declarada a la vicepresidenta Victoria Villarruel en las redes sociales, el gobierno libertario terminó acatando los pedidos de sus legisladores y dio por comenzado, de facto, el receso parlamentario.
Era sabido que el titular de Diputados, Martín Menem no quería saber nada con una convocatoria de sesiones extraordinarias, a contramano de algunos funcionarios de Casa Rosada que insistían en que había que aprovechar para eliminar las PASO porque no se sabía cuándo volvería a surgir la oportunidad.
El mismo día en que se desató el escándalo de Kueider, el vocero presidencial Manuel Adorni salió a tuitear que Milei convocaría extraordinarias hasta el 27 de diciembre para tratar el tema, exponiendo así la interna dentro de La Libertad Avanza (LLA).
En la presidencia de la Cámara baja insisten en que Menem nunca quiso extraordinarias, pero admiten que los últimos escándalos judiciales terminaron de empantanar el escenario. Y es que luego de lo de Kueider – que, por unas horas, Casa Rosada amenazó con replicar en Diputados con kirchneristas investigados -, se sumó la denuncia contra el diputado Cristian Ritondo por una serie de empresas en paraísos fiscales a nombre de su esposa, Romina Aldana Diago.
Y, luego, el descubrimiento de que el jefe de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, había adquirido, también a través de un entramado de offshore, una serie de propiedades en Estados Unidos. “Nadie puede decir nada de nadie, nosotros no nos vamos a meter”, admite un libertario.
En este contexto, LLA aspira a mantener cerrado el Congreso hasta febrero o marzo. Los pasillos del Palacio legislativo, incluso, ya amanecieron precintados por remodelaciones: una postal profética del futuro que, más de uno en el oficialismo, fantasea para el Congreso en 2025.
Mientras, desde el oficialismo ni siquiera confirman que puedan citar a comisiones en febrero, último mes para realizar las extraordinarias, y no descartan que en marzo pueda haber un intento, apresurado, de eliminar las PASO, teniendo en cuenta que el calendario electoral arranca en mayo.