Con la excusa del combate al terrorismo, Javier Milei rompe con el consenso que rigió desde que se recuperó la democracia hace ya 41 años: que las Fuerzas Armadas no se involucrarán en el conflicto interno, pero ahora autoriza, como en tiempos de la dictadura, que los militares salgan a las calles.
El Gobierno prepara una Ley de Seguridad Nacional para darle más poder a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y a las Fuerzas Armadas. El presidente planea anunciar el envío del proyecto en la apertura de sesiones ordinarias del 1° de marzo próximo.
En sus considerandos, queda claro que se busca romper con los pactos democráticos de que los militares no patrullarían las calles ni harían inteligencia interior.
“La Constitución nacional no contempla –ni contempló nunca– una diferenciación entre las cuestiones de Seguridad Interior y las de Defensa Nacional, ni contiene limitaciones, reparos o divisiones con respecto a la actuación de las Fuerzas Armadas”, dice el proyecto.
La Casa Rosada quiere que los agentes secretos tengan un mayor marco de operatividad para realizar espionaje y operaciones encubiertas en el extranjero. En Balcarce 50 ponen como ejemplo la detención del gendarme Nahuel Gallo en Venezuela, donde la Argentina no tiene un agregado militar y depende de la inteligencia de países aliados.
“Hay medidas que nos hubiera gustado tomar con el caso del gendarme que no pudimos impulsar porque no lo habilita la Ley de Inteligencia. La idea es reformarla para darles más herramientas y un nuevo marco a los agentes”, expresaron desde Nación.
El Ejecutivo analiza también incluir en el proyecto la creación de un Consejo de Seguridad Nacional que coordine la estrategia exterior. Evalúan que lo integren el presidente, los ministros de Seguridad, Defensa y Relaciones Exteriores, el titular de la SIDE y el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, entre otros.
Según se pudo saber, el Ejecutivo basa la reforma en la Ley de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, que fue sancionada en 1947 bajo la gestión de Harry Truman. La norma creó la Agencia Central de Inteligencia (CIA) junto al Consejo de Seguridad Nacional estadounidense.
El Gobierno apunta además a profundizar el vínculo con la CIA y el Mosad (el servicio secreto israelí) a través de convenios de traspaso de información y de operativos conjuntos. En concreto, el gobierno busca acelerar el proceso de reforma a raíz de las amenazas de Irán a la Argentina por su apoyo a Israel.
Por ejemplo, la Casa Rosada planea incluir también en el proyecto cambios en el marco de acción de las Fuerzas Armadas en el territorio interno. Pretende que los militares puedan derribar avionetas que violen el espacio aéreo argentino y que puedan combatir a fuego a carteles nacionales de narcotráfico que los ataquen.
Se trata de mayores atribuciones respecto a las que ya les dio el presidente a través del decreto 1112/24, que los habilita a combatir enemigos externos no estatales, como organizaciones terroristas. En Balcarce 50 aseguran que modificarán el nombre del Ministerio que preside Patricia Bullrich -que pasará a llamarse “Seguridad Nacional”- y que le transferirán atribuciones de otras áreas.