Las elecciones legislativas de este año en la provincia de Buenos Aires serán un test crucial para La Libertad Avanza, el PRO y, especialmente, el peronismo, que hasta ahora ha estado dividido entre sectores que antes parecían alineados: Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof y Máximo Kirchner de La Cámpora, frente a los intendentes que priorizan sus propios intereses territoriales.
El peronismo necesita resolver su interna y alcanzar la unidad para enfrentar las próximas elecciones. Por un lado, Cristina Fernández no perdona que Axel Kicillof no la haya apoyado en la interna del PJ Nacional. Por su parte, Kicillof insiste en que no está enfrentado con Cristina, pero sí tiene diferencias con La Cámpora, que busca imponer los nombres en las listas electorales, desafiando a varios jefes municipales.
Las tensiones se intensificaron durante la discusión del Presupuesto, donde algunos sectores afines a Máximo Kirchner intentaron cambiar su esencia, mostrando cercanía con la oposición en más de una ocasión. Estas divisiones son especialmente peligrosas en el principal bastión peronista, que enfrenta las políticas económicas del presidente Javier Milei.
La incertidumbre se mantendrá hasta finales de febrero o principios de marzo, cuando Kicillof defina si desdobla o no las elecciones en la provincia de Buenos Aires. La aprobación de la boleta única de papel por parte del gobierno nacional complica la logística electoral en la provincia, que utiliza el sistema de boleta sábana. Esto requerirá la habilitación de dos cuartos oscuros con urnas separadas el día de la votación.
Otro tema clave es la posible suspensión de las PASO. Guillermo Francos negocia actualmente con Cristian Ritondo del PRO para que respalden esta medida, ofreciendo a cambio la reactivación del proyecto de Ficha Limpia. Mientras tanto, La Libertad Avanza se opone a las PASO, mientras que el PRO las respalda. Cristina Fernández, en su rol de titular del PJ Nacional, aún no se ha pronunciado al respecto.
Axel Kicillof aguardará la resolución de esta situación. Si hay PASO, el desdoblamiento sería poco viable, ya que se tendrían que realizar cuatro elecciones, lo que podría generar cansancio en el electorado. Sin PASO, sería posible desdoblar, reduciendo las votaciones a dos jornadas: una para cargos provinciales y otra para nacionales.
El gobernador insiste en que “no está peleado con Cristina” pero defiende sus posturas, argumentando que el modelo de liderazgo centralizado fracasó con Scioli, Alberto Fernández y Sergio Massa, lo que llevó a la pérdida de importantes bastiones peronistas, incluyendo Santa Cruz. Kicillof confía en su posición, respaldado por encuestas que lo muestran con una imagen positiva del 38 % en Buenos Aires, frente al 33 % de Cristina. En el conurbano, los números son aún más ajustados: 35,2 % para Kicillof contra 34,1 % para la expresidenta. Según datos de Aresco, estos números refuerzan la percepción de que Kicillof sería el mejor candidato para enfrentar a Milei en 2027.
El peronismo debe resolver sus diferencias internas. Cristina Fernández, como la líder más influyente, tiene la responsabilidad de tomar la iniciativa para recomponer vínculos y lograr la unidad. Como decía Juan Domingo Perón: “Conducir no es como muchos creen mandar. Conducir es distinto a mandar; mandar es obligar, conducir es persuadir, y siempre es mejor persuadir que obligar.”
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VAMOS CRISTINA QUE EL PROXIMO PRESIDENTE VA A SER AKEL