A contramano del falso discurso que baja el gobierno de Javier Milei, el deterioro en la capacidad de compra de los hogares argentinos no solo no muestra señales concretas de recuperación en el segmento del consumo masivo, sino que las ventas en supermercados volvieron a caer en enero último, incluso a pesar de comparar contra una ya muy mala base de referencia: la del primer mes completo de gestión del gobierno libertario, en pleno fogonazo inflacionario.
Concretamente, las ventas en los supermercados cayeron en enero pasado un 7% interanual, lo que implica una moderación del derrumbe de diciembre, que había sido del 18% entre grandes cadenas y autoservicios de barrio, si se compara con el dato brindado por la consultora especializada en consumo Scentia.
De hecho, los números duros muestran que se trata de la menor caída desde febrero de 2024, cuando la baja en el consumo masivo, incluyendo a los comercios de barrio, había sido del 4%. Entre junio y diciembre, en cambio, los desplomes que mostró Scentia fueron siempre de dos dígitos. Y en septiembre, octubre y noviembre llegaron a superar el 20%.
Esto no hace que la caída del 7% en enero sea menos preocupante, sino más bien al contrario: las grandes caídas del segundo semestre de 2024 fueron consecuencia de la fuerte recesión, pero también de la alta base de comparación, ya que el segundo semestre de 2023 había sido de aceleración del consumo masivo por la alta inflación y las medidas del entonces ministro de Economía Sergio Massa para el bolsillo.
De esta forma, si se confirmara que el mes pasado cerró con una baja superior al 5%, las ventas en supermercados se habrían ubicado casi 15% por debajo del nivel de enero de 2023 en términos reales.
Lo cierto es que la marcha del consumo masivo muestra que, a pesar de la desaceleración de la inflación medida por el INDEC, los hogares no logran recuperar capacidad de compra. En buena medida, esto es consecuencia del creciente peso del gasto en servicios que afrontan las familias trabajadoras teniendo en cuenta que si bien no todos, muchos de esos servicios son esenciales o inelásticos. Y varios de ellos aumentan por encima del índice de precios al consumidor (IPC) general desde hace largos meses.
Además de la baja del consumo masivo, otro dato alarmante es que las familias se están endeudando para las compras del día a día. Según un relevamiento realizado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp), “el desahorro y el endeudamiento han sido las estrategias más utilizadas por la población” en 2024.
El estudio resaltó que, según el último informe del Indec sobre las ventas en supermercados, en octubre el 47,5% de las transacciones totales se realizaron con tarjeta de crédito. Se trata de una de las cifras más altas jamás registradas (el promedio durante años fue en torno al 36%).
Siguiendo con el informe del Ipypp, se advirtió que el 41,4% de las personas debió utilizar sus ahorros familiares, lo que significa un alza de 5,2% respecto a fines del 2023. A su vez, un 18% del total de la población pidió préstamos a familiares o amigos y se registró el mayor crecimiento en la población con pobreza extrema, que escaló al 36%. También se incrementaron los préstamos de bancos o financieras: 12,1% del total de la población.