Javier Milei heredó una Argentina en crisis que prometió refundar. Sin embargo, 500 días después, lo que ha refundado –todo en nombre de la libertad– es el modelo clásico del neoliberalismo en tiempo récord.
Por ahora, el modelo de desmantelamiento económico que impulsa deja un saldo negativo: un país que se achica, con menos empleo, menos producción, menos consumo y lo único que avanza es la pobreza, la deuda y la desigualdad.
Es que lo que vive Argentina no es solo un ajuste, sino que se trata de un experimento ideológico que ya muestra sus negativas consecuencias humanas, sociales, económicas y que compromete seriamente el futuro.
En el caso del gobierno de Javier Milei, con un plan que ya se preveía destructivo y cruel en lo social, ahora también se demuestra ineficiente en lo económico, por lo que los números hablan por sí solos: una inflación acumulada del 196,6%, una devaluación del 216% y un nuevo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 20.000 millones de dólares.
A continuación, los datos oficiales que muestran un país en caída libre, elaborados por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), cuyo directore ejecutivo es Alfredo Serrano Mancilla.
Durante este tiempo, el Producto Bruto Interno (PBI) argentino cayó en más de 1,7% (714.464 a 702.181 medido en pesos constantes de 2004). Por su parte, la industria manufacturera, uno de los motores del empleo, exportaciones y la producción nacional, muestra una baja del índice del 100 al 85,8%. Las fábricas están utilizando solo el 58,6% de su capacidad instalada, frente al 66,4% de hace 500 días.
La inversión productiva también retrocede: la formación bruta de capital fijo pasó del 18,6 al 15,8% del PBI, es decir, se invierte cada vez menos en maquinaria, construcción y bienes productivos.
Pero la caída del consumo es, quizás, el reflejo más palpable del ajuste: en lo industrial, el consumo de cemento, termómetro de la construcción, bajó un 24% (de 12,5 a 9,5 millones de toneladas), anticipando el congelamiento de uno de los sectores más dinámicos en empleo.
En tanto, las ventas minoristas pyme retrocedieron de 100 a 95,3 en su índice. Pero no sólo a los comercios de barrio les está costando vender, ya que en supermercados el consumo medido en volumen bajó casi un 20%, mientras que el índice de ventas cayó de 100 a 80,9.
El golpe también se siente en los hogares: hoy en Argentina hay menos personas que consumen leche (-11%) y carne vacuna (-16%), lo que representa un retroceso directo en la nutrición básica.
En paralelo, la pobreza y la desigualdad se profundizan con la caída del poder adquisitivo. Un trabajador que gana el salario mínimo podía, hace 500 días, costear 2.757 boletos de colectivo. Hoy, apenas 696.
Para las familias la situación es insostenible: alimentar, vestir, garantizar vivienda, trasladar y cuidar niños, niñas y adolescentes, aumentó más del 100% en el segmento de 6 a 12 años de la canasta de crianza.
Todo está más caro: el porcentaje del salario que se destina al pago de tarifas se duplicó, ya que pasó del 5,9% al 10,3%, sin mejoras en la calidad de los servicios ya de por sí inaccesibles para muchos. Mientras tanto, el precio de la nafta aumentó en cuatro veces su valor comparado a hace 500 días.
Los jubilados son uno de los sectores más afectados por las políticas de Milei. Los medicamentos más consumidos por los adultos mayores subieron un 158%, y los jubilados con haberes mínimos pierden frente a la inflación, por lo que ya no pueden cubrir ni una canasta básica.
Mientras, las empresas que declaran trabajadores cayeron de 512.357 a 499.371, y se destruyeron más de 100.000 puestos de trabajo registrados en el sector privado. Muchas dejaron de contratar o directamente cerraron.
También hay más gente sin trabajo o buscando un empleo sin poder encontrar. El desempleo creció del 21,2% al 23%.
Si Mauricio Macri devolvió a Argentina al Fondo, Milei no quiso ser la excepción. No por nada ambos gobiernos comparten el legado del mismo ministro de Economía, Luis Caputo, aunque Milei hizo campaña cuestionando, cuando menos, el manejo de la relación con la deuda y el FMI.
Pero poco le ha durado la narrativa. Sólo pasaron 15 meses de gobierno y Milei ha vuelto al Fondo hipotecado el futuro del país con un nuevo préstamo por 20.000 millones de dólares, esta vez con mayores condicionamientos y menor margen de maniobra soberana. Con Milei, Argentina se convirtió en el mayor deudor del organismo.
Curiosamente, en plena campaña contra “la casta” y el “gasto político”, el gobierno libertario también incrementó la deuda pública bruta de 370.664 a 473.557 millones de dólares.