En su misa de entronización, el papa León XIV pidió que en el mundo reine la paz, criticó al sistema económico por marginar a los pobres y explotar la Tierra, y recordó con emoción a su antecesor, el papa Francisco. Ante más de 150.000 fieles y 150 delegaciones extranjeras, el nuevo Sumo Pontífice inició su pontificado con un fuerte llamado a la unidad de la Iglesia.
“La muerte del papa Francisco llenó de tristeza nuestros corazones”, expresó al comienzo de su primera homilía oficial. En otro pasaje, cuestionó el “paradigma económico que margina a los más pobres” y concluyó con un pedido por “un mundo donde reine la paz”.
León XIV, de 69 años, vivió más de dos décadas como misionero y obispo en Chiclayo, Perú, donde desarrolló una intensa labor pastoral en comunidades vulnerables. Eligió su nombre en homenaje a León XIII, el papa que en el siglo XIX sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia.
Durante la misa, recibió los símbolos tradicionales del pontificado: el palio, una estola de lana que representa al Buen Pastor, y el anillo del Pescador, emblema del sucesor de Pedro.
Visiblemente emocionado, contempló el anillo al girar su mano, luego juntó las manos en oración y saludó a la multitud desde el papamóvil con una sonrisa, mientras miles de fieles agitaban banderas y registraban el momento con sus celulares.
En su mensaje, León XIV evitó las abstracciones y centró su homilía en la urgencia de una Iglesia caritativa, despojada de propaganda y poder, orientada al servicio, a la unidad y a la justicia social.
“La caridad no atrapa a los demás con sometimiento ni con medios del poder”, advirtió, y subrayó la necesidad de una Iglesia que no imponga, sino que camine junto a las personas, siendo fermento de reconciliación en un mundo herido.
Durante su primera semana como papa, León XIV ya manifestó su voluntad de mediar en conflictos internacionales, pidió por la liberación de periodistas detenidos y reafirmó su visión de la familia como “la unión estable entre un hombre y una mujer”.
El nuevo pontífice asume el liderazgo de una Iglesia golpeada por denuncias de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, con grandes desafíos por delante: el rol de las mujeres, el celibato sacerdotal, la transparencia financiera y las tensiones internas.
Con su primera homilía, León XIV dejó en claro que su pontificado estará marcado por un fuerte compromiso con la justicia social, la inclusión y la unidad, en línea con sus raíces agustinianas y latinoamericanas.