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10 junio, 2025
PROVINCIA

Evitar un declive sin gloria: el desafío urgente del peronismo bonaerense

Por Alfredo Silletta

“En Bolivia estamos viviendo un declive sin gloria”, dice el exvicepresidente Álvaro García Linera, al referirse a la pelea sin retorno que atraviesa el Movimiento al Socialismo (MAS) entre el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales. García Linera relata que intentó mediar entre ambos líderes, pero fue imposible: un sector bloquea cualquier iniciativa parlamentaria para dañar al gobierno, mientras el otro busca encarcelar a Evo. En esta brutal disputa, la derecha celebra.

El análisis de García Linera sobre el país hermano invita a una reflexión profunda: el peronismo, especialmente el bonaerense, está inmerso en una pelea mezquina, plagada de chicanas, mientras sus dos principales figuras —Cristina Kirchner y Axel Kicillof— miran hacia otro lado. Todo esto, a poco más de un mes y medio del cierre de listas, sin que exista una propuesta de unidad creíble que pueda enamorar a los bonaerenses.

Desde hace un año, el diálogo entre Cristina y Kicillof está roto. Esta situación generó múltiples cortocircuitos y dejó al gobernador sin Presupuesto ni ley de Endeudamiento, justo cuando el gobierno nacional recortó fondos que le correspondían a la Provincia.

A partir de allí, comenzó una disputa menor sobre si el gobernador podía desdoblar las elecciones provinciales respecto de las nacionales, dado que se utilizarán dos sistemas de votación: la tradicional boleta sábana y la boleta única en papel. Mientras Cristina y La Cámpora se oponían, el gobernador y los intendentes insistían en avanzar. Finalmente, tras mucho desgaste, se acordó que las elecciones provinciales se realizarán el 7 de septiembre, y las nacionales, el 26 de octubre.

En los últimos días, hubo un nuevo cruce. El ministro de Gobierno, Carlos Bianco, afirmó que “hoy no están dadas las condiciones para la unidad del peronismo”. Desde el Instituto Patria lo desmintieron rápidamente: “Es una mentira decir que no hay unidad. Es un error conceptual”, aseguraron, recordando que varios ministros de Kicillof pertenecen a La Cámpora.

A partir del desdoblamiento electoral, un peronismo unido implicaba que el gobernador se hiciera cargo de la elección provincial y Cristina de la nacional. Sin embargo, desde el cristinismo surgió otra propuesta: que Cristina sea candidata en la Tercera Sección Electoral y Sergio Massa en la Primera, como parte de un acuerdo entre ambos. Esta idea pone en grave riesgo la unidad, ya que el sector del gobernador, acompañado por más de 40 intendentes, quedaría excluido del armado.

Lo lógico sería que Cristina, dos veces presidenta, encabece la lista de diputados nacionales, acompañada por Massa y Juan Grabois. Porque si el peronismo bonaerense se divide, el resultado será una catástrofe.

Cristina es la principal referente del espacio y sabe —como decía Perón— que a veces hay que tragarse algún sapo. Y Kicillof, si quiere ser el mejor candidato para 2027, también debe mantener sus convicciones y ser capaz de ceder. Perón lo dejó en claro: “El que quiera dirigir con éxito tiene que exponerse. El que quiere éxitos mediocres, que no se exponga nunca. Y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada”.

Ahora bien, la unidad de nombres no alcanza para volver a enamorar al electorado. Hay que construir un camino de victoria. El peronismo debe ofrecer algo distinto, concreto y firme. Ya no basta con apelar al primer peronismo o a la década ganada de Néstor y Cristina. Para volver a ganar, hay que presentar nuevas propuestas y soluciones ante un gobierno brutal y cruel.

Propuestas para enamorar

El peronismo necesita medidas claras, contundentes y que respondan a las urgencias del presente. Algunas ideas clave:

  • Duplicar las jubilaciones y restablecer los medicamentos gratuitos, por decreto, desde el primer día.
  • Aumento general de salarios por decreto y reapertura de paritarias libres.
  • Recuperar la obra pública y sancionar con firmeza la corrupción empresarial y la especulación financiera.
  • Políticas reales contra la inseguridad, basadas en prevención, justicia y derechos.
  • Renegociación seria de la deuda con el FMI, poniendo a la patria por encima del ajuste.

Más allá de las medidas concretas —estas u otras—, el gobernador debería aparecer una o dos veces por semana y brindar conferencias de prensa, al estilo de las mañaneras de López Obrador en México. No alcanza con recorrer la provincia e inaugurar obras: se necesita una presencia comunicacional sostenida, política y pedagógica, que dispute sentido todos los días.

En el caso de Cristina, ya no basta con un tuit o una charla magistral cada tres o cuatro meses. Como presidenta del Partido Justicialista, debería también dar conferencias de prensa, recorrer el país, escuchar al pueblo y marcar agenda.

El peronismo necesita a todos sus cuadros en la calle, comprometidos con el presente, hablando con claridad de los temas que le importan a la sociedad. Hay que salir del silencio, de la comodidad, de la espera. Porque la política no se hace en automático: se construye con presencia, con discurso y con acción.

 

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