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17 junio, 2025
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Del ‘Pecinco’ de Perón al ‘seudónimo’ de Cristina: el odio gorila no aprende

Por Alfredo Silletta

En las próximas horas, el juez Jorge Gorini, junto a los demás jueces del Tribunal Oral Federal N.º 2, deberá resolver el pedido de prisión domiciliaria de la expresidenta Cristina Kirchner. Todo indica que la aceptarán, pero existe una fuerte presión de la Embajada, de empresarios argentinos y de los medios hegemónicos para que el juez le prohíba saludar desde el balcón o usar las redes sociales. Una verdadera estupidez que demuestra el desconocimiento de la historia del peronismo.

A la indignación de los periodistas ensobrados del gobierno se sumó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien afirmó que “una cosa es que le den arresto domiciliario” y “otra, comunicarse o salir al balcón”. Una periodista —bruta, ella— cuestionó que la expresidenta pudiera salir al balcón y pidió que “le hagan un cerramiento”.

El ocultamiento de la historia del peronismo es tan profundo que la historia oficial suele hablar de “la quema de las iglesias”, pero omite que, durante esa jornada, aviones de la Marina bombardearon Plaza de Mayo dejando más de 400 muertos y 2.000 heridos.

Perón siempre fue un adelantado en la comunicación con su pueblo. En 1945, con la prensa gráfica en contra, utilizó la radio para llegar a la gente. Durante sus dos presidencias, tanto él como Eva respondían las miles de cartas que recibían en sus despachos.

Durante su largo exilio, y con su nombre prohibido en el país, Perón comenzó a utilizar distintos seudónimos para que la dictadura no confiscara sus cartas, que eran clave para mantener unido al peronismo. Los más conocidos fueron Pecinco, Gerente o Descartes.

Como buen militar, Perón tenía una vida ordenada: se levantaba temprano, hacía ejercicios, comía de forma sana y frugal, escribía sus ideas por la mañana —muchas de las cuales luego serían libros— y por la tarde respondía cartas, tanto a dirigentes como a ciudadanos comunes. Por ejemplo, se conocen decenas de historias donde Perón escribía una carta a una familia de un pequeño pueblo de Santiago del Estero o Tucumán y ese contacto ‘revolucionaba’ a los vecinos que se acercaran a escuchar lo que decía el general desde el exilio.

Paralelamente, grababa cintas que ingresaban clandestinamente al país y que escuchaban dirigentes y militantes del peronismo. A mediados de los años sesenta incorporó también la imagen, participando en La hora de los hornos y, posteriormente, en el documental Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, realizado por Pino Solanas y Octavio Getino en 1971.

Pretender prohibirle a Cristina comunicarse a través de redes sociales es, simplemente, absurdo. Sus textos podrían difundirse fácilmente usando un seudónimo. Una estupidez más, y una muestra evidente del gorilismo del establishment económico y mediático.

 

 

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1 comentario

Ni Videla: la Justicia se arrodilla ante el poder económico y humilla a Cristina con tobillera y control de visitas - INFO135 17 junio, 2025 at 4:45 pm

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