Durante toda la noche y la madrugada, decenas de personas que viajaban desde el interior en micros o autos para asistir a la movilización en Plaza de Mayo fueron requisadas y retenidas por fuerzas federales en los cruces de provincias y jurisdicciones.
“Nos tienen encapsulados tanto la Gendarmería como la Policía de San Luis, que nos hizo dar vueltas por todo Villa Mercedes. Ahora no nos dejan parar en ninguna estación de servicio”, advirtió una manifestante en un video que subió a las redes sociales.
El presidente Milei y la ministra Patricia Bullrich, al reformar por decreto el estatuto de la Policía Federal, habilitaron la realización de inspecciones a las personas y vehículos que se movilizaban hacia la Capital Federal.
Las redes se inundaron de denuncias contra Gendarmería, que paraba a los micros, sacaba fotografías de las listas de pasajeros y filmaba a quienes viajaban.
Hace 80 años, el gobierno de facto que había encarcelado a Perón ordenó levantar el puente de Avellaneda, que conectaba a la ciudad de Buenos Aires, para frenar el avance de los trabajadores que se dirigían a Plaza de Mayo. Los obreros encontraron alternativas: cruzaron en lanchas, por los durmientes del ferrocarril e incluso algunos nadaron el Riachuelo.
Al mediodía, la policía que custodiaba el puente decidió estar del lado de los trabajadores y el general Velasco, a cargo del operativo, ordenó “bajar el puente” y escoltar a los obreros que llegaban desde Berisso y Avellaneda.
Karl Marx afirmaba en El 18 Brumario de Luis Bonaparte que “la historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa”. La frase le cae como anillo al dedo a Bullrich y Milei, que poco conocen de historia.