El último miércoles, mismo día que el oficialismo defendía el abandono a la discapacidad por parte del Estado, se conoció que el organismo del Estado para la discapacidad era un nido de corrupción con el dinero de los discapacitados.
Y así, en cuestión de horas, en el Gobierno libertario pasaron del mal humor a la crisis. “Es más grave que Libra, porque ahí había una cripto difícil de explicar, lejana a la gente. Esto es fácil de entender: hay sospechas de sobornos con fondos públicos para los discapacitados. Y estamos en campaña”, se lamentó un importante colaborador oficial mientras seguía los allanamientos judiciales por televisión.
En medio de la incertidumbre y shockeados ante una situación que empeora horas tras hora, la idea de la administración de Milei es, por lo menos mediáticamente, salir a combatir la opinión pública y hacer quedar a Diego Spagnuolo como “un mentiroso” o “un loquito”. Sí, al ex abogado del presidente que concurría más que asiduamente a la quinta de Olivos a juntarse con su amigo.
Una altísima fuente del Gobierno expresó: “Spagnuolo es un mitómano. Lo llamamos para pedirle explicaciones y saber si renunciaba, y nos dijo incongruencias. Nos dijo primero que el audio era IA (inteligencia artificial) y después nos dijo que le chuparon el teléfono. Acto seguido, se fugó”. Así y todo, en la Casa Rosada reconocen: “No nos consta ninguna red de corrupción en ANDIS sobre lo que denuncia puntualmente Spagnuolo, pero está claro que coimas con los laboratorios es un mecanismo verosímil que ocurre desde siempre”.
Por otro lado, en el Gobierno creen que puede llegar a hacer ruido electoral pero no que cambiará algún tipo de resultado o voto. “No nos preocupa electoralmente porque nadie se va a dormir preocupado por esto”, dijo uno de los estrategas de La Libertad Avanza.
En Casa Rosada dicen que no habrá ni sumario interno ni intervención de la Oficina Anticorrupción. Y dejaron trascender que es posible que “Spagnuolo no tenga chats con Karina porque básicamente no hablaba con ella”. Sin embargo, el ahora ex funcionario en los audios difundidos afirma tener esas conversaciones con la secretaria general de la Presidencia.
Mientras, buscan la vuelta para intentar encapsular rápido el escándalo. La efectividad y rapidez que se vio del juez Sebastián Casanello les puede servir si Spagnuolo no puede probar lo que dice en los audios. En cambio, si llegara a haber pruebas contundentes o el ex titular del ANDIS se ampara bajo la figura del arrepentido que impulsó Mauricio Macri en su gobierno, y entierra a Karina y Javier Milei no habrá cápsula que pueda cerrar este caso. Y para colmo en medio de la campaña.
Los Milei pasaron así la peor semana de su gestión desde que asumieron. Están noqueados. El Congreso les marcó la cancha, anuló decretos, vetos y sacó leyes propias. El presidente no llega al tercio en ninguna cámara. Se le rompió el bloque. Y todavía le quedan las elecciones de septiembre en provincia de Buenos Aires, y en octubre las nacionales.
Mientras las conversaciones giran en torno al tema más acuciante, hacia afuera, en el Gobierno guardan mayormente el silencio o fingen demencia. El único habilitado para expedirse, muy por encima, fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que evitó dar precisiones, pero deslizó ayer: “Si un funcionario está diciendo que otro está pidiendo coimas, el que lo dice debería haber hecho la denuncia en la Justicia”.
En este clima cada vez más enrarecido, el nerviosismo libertario se nota a la legua. Por ejemplo, el vocero Manuel Adorni evitó dar conferencias de prensa esta semana, y suspendió sin explicaciones su programa semanal de los viernes, “Fake,7,8”, mientras que su segundo en el mando de la Secretaría de Comunicación y Prensa, Javier Lanari, se limitó a tuitear sobre los controladores aéreos.
Como si fuera poco, en las huestes libertarias en redes, ninguno de los prolíficos tuiteros estrella salió a ironizar al respecto, ni siquiera para defender al Gobierno. La orden para toda la tropa fue mantenerse en silencio.